Mientras los quince años transcurridos desde la supuesta comisión del delito han provocado lagunas mentales en gran parte de los testigos que han declarado en las 8 sesiones que ya se han celebrado del juicio, en el caso de uno de los empresarios que importaron el carbón fraudulento el tiempo le ha refrescado la memoria.

En su primera declaración como testigo, hace 12 años, Jesús Roberto Alonso López, uno de los administradores de Combustibles y Carbones Avilés, aseguró que no sabía con quien negociaba la venta del mineral que importaba. Ayer afirmó tajantemente que era con el dueño de Mina La Camocha, al que se refirió como "Fernando", actualmente fallecido, pero vivo cuando fue el testigo fue interrogado por primera vez. Dijo no recordar los apellidos del dueño de la mina, García Brugos.

Añadió que las más de 6.000 toneladas que descargó un barco en 1999 en Avilés y cuyos transportes hasta Mina La Camocha fueron controlados por la Guardia Civil (LA NUEVA ESPAÑA también pudo comprobar una parte de esos envíos) era un cargamento destinado a Mina Jovesa y encargado por el empresario Rodolfo Cachero. El testigo no pudo explicar por qué la factura de ese cargamento estaba en oficinas de Mina La Camocha, en el despacho de uno de los acusados.