En el mundo se produce un accidente de helicóptero por cada 100.000 horas de vuelo en operaciones sobre el mar, apunta el director del centro de seguridad marítima integral de Veranes, Rafael García Méndez. Para atender cualquier contingencia de este tipo, los nadadores de rescate que se entrenan en las instalaciones gijonesas se ven obligados a realizar una dura práctica en que se simula el vuelco y hundimiento posterior de un helicóptero en el agua. "Al girar las palas hacia la derecha, la aeronave queda siempre volcada dentro del agua", apunta Carlos del Campo, vicepresidente de la Asociación Europea de Nadadores de Rescate.

La unidad de formación para el abandono de helicóptero sumergido proporciona a los alumnos los conocimientos, comprensión y aptitud necesarios para actuar en caso de un aterrizaje forzoso, haciendo frente a una situación de supervivencia en el mar. La práctica se desarrolla en una piscina donde los alumnos se introducen en el simulador de una cabina, que se sumerge y vuelca en el agua y de la que los alumnos deben salir, quitándose todas las sujeciones que los mantienen hincados a su asiento como si se tratara de un siniestro real. La práctica se da por superada si en no más de un minuto el alumno es capaz de liberarse y salir de la cabina. "Un 94% de lo que realizaron esta formación salieron ilesos en caso de accidente", subraya García Méndez sobre un aprendizaje que acaba siendo "automático".