La Universidad Popular de Gijón ha querido sumarse también, a su manera, a los actos de recuerdo de Doménikos Theotokópoulos, más conocido por El Greco, de quien en este 2014 se cumplen los cuatrocientos años de su fallecimiento en Toledo, la ciudad en la que vivió más de tres décadas y media y en la que pintó sus mejores obras de madurez. Los alumnos de los cursos avanzados de grabado y cerámica, disciplinas que imparten los profesores Laura Rodríguez Noval y Toni Soriano, han recreado el singular mundo artístico del autor de "El entierro del conde Orgaz" en una exposición que se inaugura hoy, a partir de las siete de la tarde, en el centro municipal de El Llano.

"Es un homenaje a alguien que no fue bien tratado durante mucho tiempo, hasta que gracias a Cézanne y otros como él lo hemos convertido en una figura de la modernidad", explicó ayer Soriano, en referencia al giro que supuso sobre la apreciación de la obra de El Greco el interés que mostraron por éste pintores como Picasso, Matisse o el citado Cézanne. Vieron en él, por su uso de la composición y el color, un anticipador de la pintura que ellos mismos hacían.

Los alumnos del curso avanzado de cerámica de la Universidad Popular, personas con experiencia y práctica en la creación experimental, han hecho una instalación en la que confluyen, como un guiño a uno de los espacios que El Greco frecuentó y llevó a sus telas, las riberas del río Tajo a su paso por Toledo. "Para nosotros, que trabajamos con elementos tridimensionales, ha sido un reto recrear el mundo bidimensional de la pintura del Greco sin incurrir en el tópico o en un resultado grotesco", señaló Soriano, que imparte cursos en la Universidad Popular de Gijón desde 1983.

La instalación que se puede ver desde hoy en El Llano suma las formas verticales que remiten a los juncos de las orillas del Tajo, en un apunte a la espiritualidad que emana de la obra del Greco, con otras horizontales que aluden a los guijarros de las riberas toledanas. Los colores son algunos de los que usó el pintor del Renacimiento: grises, amarillos, negros... "He quedado bastante satisfecho por los resultados y el sentimiento colectivo con que se ha hecho esta obra", añadió el profesor.

El Greco tuvo en vida menos reconocimiento del que ahora sabemos que mereció. Su personal obra se vio tapada durante tiempo por el genio apabullante de pintores como Miguel Ángel, Tiziano o Tintoretto, a los que estudió a fondo. Cuatrocientos años después de su muerte está considerado universalmente como uno de los genios singulares de la historia de la pintura, abandonando aquella condición de pintor excéntrico en la que se le recluyó durante más de dos siglos.

Para Laura Rodríguez Noval, profesora de grabado, sus alumnos ofrecen una mirada "muy particular" al mundo del Greco a partir de distintas técnicas que van desde la xilografía o la punta seca, a otras más actuales como las transferencias fotográficas o el reciclaje de materiales. Parten de un formato de gran tradición, el tríptico (el "Trípico de Módena" está considerada la mejor obra que hizo El Greco en su Creta natal), para enlazar grabados que, en opinión de Rodríguez Noval, son "muy distintos entre sí".

"Los autores son personas que llevan años en el mundo del grabado y el trabajo para este homenaje ha creado un muy buen ambiente", hizo resaltar la profesora, quien, al igual, que Soriano, está muy satisfecha por los resultados, que considera buenos. "El mundo de El Greco impone respeto, pero también es cierto que las características formas de sus figuras, así como los colores de sus cuadros, dan mucho juego e inspiran", agregó Rodríguez Noval. Un homenaje que empezó a fraguarse hace dos meses y que hoy llega hasta el público.