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IBONE OLZA | Psiquiatra infantil y perinatal

"La violencia obstétrica es muy común y afecta mucho a los profesionales"

"Un parto donde la madre se haya sentido maltratada puede generar problemas sexuales o negación para tener más hijos"

Ibone Olza. ÁNGEL GONZÁLEZ

Ibone Olza es especialista en psiquiatría infantil y perinatal, y ha llevado a cabo investigaciones pioneras sobre el parto traumático en España. Es autora de numerosas publicaciones científicas y de divulgación, y la pasada semana participó en Gijón en una sesión de trabajo organizada por la Asociación Profesional de Matronas de Asturias. Una ocasión en la que las profesionales también reivindicaron la necesidad de matronas en planta para apoyo a la lactancia materna.

-¿Qué es el parto traumático?

-Son todos aquellos partos en los que la mujer ha sentido mucho miedo, se haya sentido maltratada, haya temido por su bebé o se haya sentido muy vulnerable. Este tipo de experiencias pueden quedar grabadas en la cabeza de la madre, quien en lugar de un recuerdo agradable del nacimiento de su hijo tendrá la sensación de que ha pasado por una pesadilla.

-¿Qué consecuencias pueden tener estos traumas?

-La mujer con esta experiencia vive una situación de mucho estrés tras el parto, y aunque no lo quiera, se le vienen la cabeza las imágenes de ese momento como algo negativo. Y es una vivencia que afecta no sólo a la mujer: también a su bebé y a la pareja. Muchas veces deviene en problemas sexuales, en un miedo insuperable a tener más hijos tras haber pasado por una situación de violencia obstétrica.

-¿Cómo define esa violencia?

-Es la falta de cuidado por parte de los profesionales sanitarios que atienden el parto. Es fundamental que los profesionales entiendan de qué va esto, que sean sensibles, empáticos con la mujer, que ellas sean las protagonistas de sus propios partos y no se las fuerce a hacer algo que no quieran.

-¿Se produce mucha violencia obstétrica?

-Mucha más de la que pensamos, es algo muy común. Muchos profesionales como matronas, ginecólogas o enfermeras dejaron de trabajar en los paritorios porque no soportaban ver cómo a las mujeres no se las trataba con absoluto respeto, o porque no se sentían capacitados para hacer episotomías en serie cuando hay otros procedimientos.

-¿Cómo atajarlo?

-Es fundamental la formación de los profesionales, algo que desde la sanidad pública se ha dejado de lado, y que sólo se aborda en ocasiones puntuales, y desde iniciativas particulares. Quienes trabajan en los paritorios deberían tener una consideración especial, con periodos de descanso en los que se puedan reponer de estos episodios de violencia obstétrica. Es imprescindible visibilizar el sufrimiento emocional que llevan consigo muchos profesionales del parto y abordarlo terapéuticamente.

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