El Padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, ejerció ayer de maestro de ceremonias en la inauguración del nuevo tanatorio de El Lauredal, situado en la antigua Casa Bango. El sacerdote definió el lugar con dos palabras: "precioso y único". "Trabajar por un mundo mejor es también hacer cosas como ésta", argumentó poco antes de bendecir los jardines rezando una oración en recuerdo de las víctimas mortales del terremoto de la pasada semana en Nepal.

Funerarias Noega tiene previsto empezar a trabajar en el centro mortuorio dentro de dos semanas. Las cinco salas de velatorio pretenden, tal y como explicó ayer el arquitecto Alfonso Morán, "hacer que los clientes vuelvan a la tradición dejando atrás las salas industriales". Cada una de las estancias contará con una obra de Fernando Fueyo. El artista asegura que los jardines de la finca le dieron la inspiración necesaria. "Quería captar la esencia de los árboles y plasmar lo que representa cada uno para cada cultura", explicó el gijonés durante el acto de inauguración de las instalaciones.

El tanatorio pretende, además, ofrecer servicios 2.0 a sus clientes. El derecho al olvido en internet o los funerales transmitidos a través de la red se ofrecerán a todos los gijoneses en cuanto se abran las puertas de las instalaciones. "Los servicios tradicionales se dan siempre pero hay que cumplir con lo que la gente demanda. Queremos incorporar la innovación en el sector", aseguró por su parte José Ramón Álvarez, uno de los impulsores del proyecto.