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Una fábrica de modelado en casa

El centro Maker de Cristasa, orientado a pymes y emprendedores, promueve la democratización de la fabricación digital mediante herramientas de fácil manejo

Una pieza realizada mediante la tecnología de fabricación aditiva. MARCOS LEÓN

C. JIMÉNEZ

Con el ánimo de "democratizar" la fabricación digital, de manera que esta tecnología llegue al mayor número de personas posible, el Centro Municipal de Empresas de Gijón habilitó hace unos días en su sede de Cristasa un taller para que emprendedores y pequeñas empresas puedan hacer uso de las herramientas de impresión 3D. Dicha instalación va en la línea de los "makerspace" ya inaugurados en Madrid y Barcelona que funcionan como espacios creativos donde crear objetos o artefactos haciendo uso de una serie de herramientas que se encuentran a disposición del usuario y donde se comparten conocimientos y experiencias con otros usuarios.

El "makerspace" de Gijón persigue potenciar el importante caldo de cultivo que ya existe en la ciudad a través de recursos como el Fablab del Centro de Arte y Creación Industrial, el área de fabricación avanzada de la Fundación Prodintec o el área de Ingeniería de Fabricación del campus universitario, muy ligado a la Escuela Politécnica. "Aquí tenemos más un enfoque de ofrecer herramientas básicas y máquinas supersencillas para que cualquier persona pueda acceder", subrayó el director-gerente del Centro de Empresas, Bernardo Veira.

Durante las tardes, los responsables de la empresa Red Door Lab, que se encarga de la gestión de este espacio de manera provisional, ofrecen talleres para explicar a todos los interesados cómo funcionan las máquinas, todo ello sin coste. De esa labor didáctica se responsabiliza estos días Raquel Gallego, quien atendió a un primer grupo de cinco jóvenes gijoneses para adiestrarles en el funcionamiento de una impresora 3D, un plotter de corte de vinilo, una cortadora láser o una plancha térmica que permiten fabricar en material termoplástico desde pequeñas figuras de geometrías variadas, a vinilos para escaparates, diseños para camisetas, logos para llaveros, placas para despachos... Casi todo es posible con esta tecnología. Quienes ya tengan conocimiento de estas herramientas pueden acudir con sus respectivos diseños, en horario de mañana, al centro Maker de Cristasa, para realizar en cuero, madera, textil, metacrilato o casi cualquier material imaginable sus propias creaciones. "Para los primeros pinitos en impresión 3D es una muy buena oportunidad", opina Veira. Los precios también son simbólicos: por cada hora de uso de estas impresoras cuesta 4 euros mientras que la cortadora láser, el plotter de corte de vinilo o la plancha térmica salen por 9 euros la hora con un máximo de ocupación de dos horas y media por jornada, para que todos los usuarios tengan oportunidad de hacer uso de este moderno equipamiento.

"Prodintec se mueve en la "champions" de la fabricación digital y está más dirigido a la industria, arquitectos u otros profesionales que pretenden realizar piezas complejas mientras que el Fablab de la Laboral está más dirigido a artistas y emprendedores", apuntó el director del Centro de Empresas para expresar la oportunidad que representa esta nueva instalación para los aficionados y personas sin conocimientos previos de la impresión 3D. Para dar ejemplo desde casa, todo el mobiliario del centro Maker se ha realizado con la propia tecnología de fabricación digital en la que ahora tratan de formar a muchos gijoneses.

Así, de forma paralela a las actividades diarias del centro se ha organizado un programa formativo con sesiones quincenales impartidas por empresas y profesionales de la región en las que, con un carácter eminentemente práctico, se mostrarán las posibilidades de estas tecnología de fabricación. Por ilustrar la revolución que representa para la industria, Veira sostiene que, además de generar nuevos modelos de negocio que a futuro seguramente transformarán buena parte de la actividad que se desarrolla en Cristasa, la fabricación digital es "el salto de la bata azul a las batas blancas", esto es, la transformación del taller de fabricación más tradicional donde cuanto más complejo es un objeto mas cara será su producción a una tecnología donde la complejidad del diseño no afecta a su coste de impresión de manera que se puede personalizar en masa. "Mil piezas distintas cuestan lo mismo que mil piezas iguales", especificó el director del Centro de Empresas como ventaja competitiva de la fabricación digital. En este caso la variación de costes dependerá únicamente del volumen del objeto a fabricar y, por tanto, de la cantidad de material utilizado en ese proceso. Esto juega a favor de los objetos complejos, ya que cuanto mas complejos sean, mas ventaja supondrá usar la impresión 3D frente a la fabricación tradicional.

Tal es la revolución que representa dicha técnica que un grupo de alumnos de la Escuela Politécnica de Gijón que están fabricando una moto de competición para participar en el certamen interuniversitario "Motostudent" han optado por construir ellos mismos una impresora de este tipo para fabricar piezas ajustándose a sus propias necesidades de diseño. Y también darán formación. "Esto es el comienzo de algo nuevo", remarcó Veira.

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