Un ojo vago se puede entrenar y desarrollar con juegos que mejoren la agudeza visual, que aumenten la sensibilidad al contraste, que generen un mejor seguimiento visual de ambos ojos o incidan en la coordinación de ambos órganos. Eso persigue, y con buenos resultados, un videojuego pensado para llevar a cabo esas terapias visuales con niños que sufren ambliopía, como científicamente se denomina a lo que popularmente se conoce como ojo vago, y que tiene entre un 2 y un 5% de la población.
La herramienta ha sido patentada por un equipo multidisciplinar gijonés en el que participan optometristas comportamentales como Nansy García y Óscar López, e ingenieros de la Politécnica del área de Expresión Gráfica de la Ingeniería como Santiago Martín, profesor fundador del grupo Ideascad, especializado en imagen en 3D.
El juego ya ha sido presentado en congresos internacionales y ha entrado en la fase de comercialización, con muy buenas expectativas. "Lo sacamos a la venta ahora, tras una presentación previa en Birmingham, y estamos muy ilusionados porque tenemos contactos con Alemania, Brasil, México y otras partes del mundo donde ya hay especialistas que demandan esta herramienta", explica Nansy García, que en su clínica gijonesa atiende sobre todo a niños con dificultades de aprendizaje derivados de sus problemas de procesamiento visual. Y donde ya está usando una herramienta en la que ingenieros y optometristas llevan trabajando seis años. Estos días su videojuego es una de las atracciones en el congreso internacional de la Sociedad mundial de Optometría del Desarrollo y el Comportamiento, que reúne en la Feria de Muestras de Gijón a más de un centenar de especialistas.
"La herramienta es un juego de ordenador, divertido y ameno como los que interesan a los niños, pero en este caso está pensado para hacer terapia en la consulta y también en los domicilios familiares, en pacientes con ojo vago o ambliopía. Es un juego pero tiene todo el rigor científico", explica Nansy García. Y precisamente es así como se presenta "Visionary", como un "conjunto de test y juegos de visión científicamente diseñados para medir y entrenar distintas funciones visuales". Entre los beneficios objetivos de este programa está, además, que "el sistema almacena los resultados obtenidos, adapta de forma automática la dificultad de los juegos según avance el tratamiento, y suministra información suficiente al especialista para determinar la evolución del paciente y decidir nuevas actividades".
Santiago Martín es el profesor del área de Expresión Gráfica de la Politécnica que ayer habló a los expertos en optometría sobre la aplicación de la realidad virtual y los juegos serios -"serius games"- en en el aprendizaje perceptivo. "Llevamos seis años trabajando en la línea de cómo utilizar las tecnologías de realidad virtual, los gráficos por computador y las estrategias de los videojuegos para tratar problemas visuales", relató. Con las indicaciones de los optometristas gijoneses y utilizando "las técnicas más modernas que usamos en laboratorio para simular visión esteroscópica, para controlar el movimiento de los ojos, y con nuestra capacidad para diseñar juegos, lo que hacemos es terapia visual", explica Martín, que no elude la gratificación que supone para un investigador poder llevar sus teorías al campo de la práctica y la salud. "Para nosotros es muy decepcionante investigar y que eso quede en una revista científica que no se utiliza. Poder curar a un niño tiene mucho más aliciente y es mucho más satisfactorio. No inventamos una terapia, pero sí extraemos los elementos de terapias acreditadas y evaluadas para adaptarlas a un entorno de juego de ordenador, que es mucho más ameno para un niño", expuso.
