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ÓSCAR VEIRAS | Médico de atención primaria, organizador del XXXV Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, que empieza el jueves en Gijón

"Tenemos que recuperar un mínimo de diez minutos de atención para cada paciente"

"Debemos discutir y sacar conclusiones respecto a si es necesario un seguimiento tan estricto de los casos de cáncer de mama o de próstata"

Óscar Veiras, en una imagen de archivo. ÁNGEL GONZÁLEZ

El doctor Óscar Veiras es el presidente del comité organizador del XXXV Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, un encuentro que reunirá desde el jueves en Gijón a unos 2.500 médicos de toda España bajo el lema "Especialistas en personas". La cita, que se celebra en el Palacio de Congresos de la Feria de Muestras hasta el sábado próximo, servirá para poner negro sobre blanco algunos de los problemas y retos a los que deben enfrentarse los profesionales en un momento de especiales dificultades económicas. Veiras aboga por seguir manteniendo la vinculación con el paciente y su entorno social y familiar y por no perder la perspectiva "humana" de la medicina.

-¿Cómo ha evolucionado la especialización de los médicos de atención primaria, los que trabajan en los centros de salud, en los últimos años?

-Nuestro ámbito de atención siempre ha sido el de las personas, lo que ha ocurrido es que se ha ampliado el campo de acción en muchos aspectos, con la llegada de las ecografías y de técnicas ligadas al ámbito hospitalario. El médico de familia ve al paciente con todas las patologías, como persona en su conjunto y en el contexto en el que se desenvuelve, su entorno social, familiar y económico. Por eso es especialista en personas, porque a pesar de los avatares que nos han tocado con los recortes económicos y la sensación de precariedad, esa vinculación con las personas no se ha perdido en ningún momento.

-¿Cómo afecta la precariedad laboral a su trabajo?

-La precariedad es un hecho cada vez más gravoso, y en el tema de la medicina de familia somos quienes más pagamos las consecuencias. La precariedad laboral conlleva en general una pérdida de tiempo en la atención a cada uno de nuestros pacientes. Desde hace 15 años se lleva reivindicando una plataforma para un tema que parecía olvidado, el de poder dedicar a cada paciente 10 minutos de nuestro tiempo para poder verlo y atenderlo con la calidad que merece.

-¿Cuál es ahora mismo el tiempo medio de atención a cada paciente?

-Depende de la situación y del momento del año, pero en muchas agendas el tiempo estimado es de cinco minutos. En el ámbito urbano es complicado exceder este tiempo. Y con ello aumenta el número de derivaciones, los errores... que con un mínimo de diez minutos se minimizarían bastante.

-¿Cómo ha evolucionado la atención al paciente oncológico en la atención primaria?

-El paciente oncológico ha pasado a ser considerado un nuevo crónico. Hace años el cáncer era un seguro de muerte, en muchos casos a corto plazo. Los tratamientos han evolucionado de manera muy rápida y los pacientes han pasado a tener tasas muy altas de supervivencia e incluso de curación completa. Pasan a ser pacientes que requieren de la atención ya no sólo del ámbito hospitalario, también de la atención primaria para ser tratado en las mejores condiciones.

-¿Necesitan los médicos de primaria una atención complementaria para prestar esa atención?

-A medida que van evolucionando los tratamientos y las enfermedades los médicos de familia, que abarcan un campo muy amplio, necesitarían una formación paralela a esa evolución.

-¿Qué nuevos protocolos se aplican en primaria en los casos de detección precoz de algunos tipos de cáncer?

-En el momento actual hay muchos casos que los protocolos preventivos están en constante revisión. Lo que hace cinco años se consideraba inamovible hoy está sujeto a una revisión para abordar las cosas de manera distinta. Las decisiones clínicas nunca pueden ser estáticas, sino que están sujetas a la evolución de la medicina. Tenemos que revisar los protocolos del cáncer de mama tal y como se venían realizando, ver si no es necesario un seguimiento tan estricto. Son cuestiones que tenemos que hablar, discutir y sacar conclusiones, como ocurre también en el caso del cáncer de próstata u otro tipo de tumores. Son cosas que debemos abordar para que la gente pueda aplicar en su día a día los conocimientos nuevos, que se formen y actualicen esos conocimientos.

-¿Qué papel deben desempeñar los médicos de atención primaria en las urgencias?

-Lo que ha ocurrido con respecto a los médicos de urgencias en los últimos años es que con la entrada en Bolonia y la troncalidad en la formación de los residentes en determinadas especialidades surgió la controversia de ver si los médicos de urgencias debían tener una formación específica y aparte. Por un lado hay quienes abogan por que el médico de familia que va a atender urgencias está bien formado si posteriormente, al acabar la especialidad, recibe dos años más de formación. Desde otros ámbitos se pedía una especialidad aparte, que fuese algo completamente separado de la formación de la medicina de familia. Hasta ahora todos los médicos que están desarrollando su labor en el ámbito de las urgencias suelen ser médicos de familia que han tomado ese camino, o internistas o de la UVI. Nosotros consideramos que con dos años más de formación obligatoria sería suficiente.

-¿Qué aportan las nuevas tecnologías a la atención primaria?

-Desde el punto de vista de la comunicación con los pacientes, de su manejo remoto, se ha avanzado a pasos agigantados. En algunos ámbitos ya existe la posibilidad de monitorizar a los pacientes desde sus domicilios. También nos permiten una comunicación mucho más directa, con consultas telemáticas, y la presencia de la retinografía disminuye el desplazamiento de los pacientes... En el ámbito hospitalario ha supuesto un aumento de la supervivencia a muchos niveles. Por otro lado, a veces se nos acusa de que se deshumaniza la sanidad. Hay que tener cuidado para que las nuevas tecnologías aporten un avance sin que dejemos de ser eso, especialistas en personas, por lo menos en el ámbito de la medicina familiar.

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