Con la caída de la tromba de agua en la tarde del sábado los teléfonos de los bomberos empezaron a echar humo, desbordados por la gran cantidad de incidencias que se produjeron como consecuencia de la descomunal tormenta.

Las líneas empezaron a colapsarse con numerosas llamadas de vecinos alarmados por la presencia de agua en los bajos de negocios, garajes y sótanos, que llegó a afectar inlcuso a las dependencias de la sala de control de la Policía Local. En poco tiempo se registraron medio centenar de llamadas, entre inundaciones de viviendas, garajes, avenidas de agua en varias calles y otros avisos, como los relacionados con la entrada de agua por el tejado en la calle Antonio Cachero, la inundación de un tejado que afectó a una vivienda en la calle Lope de Vega o la inundación de los locales del estadio de fútbol de El Molinón. A ellas se sumaron otras intervenciones de los efectivos de los Bomberos, como la referida a la retirada de un canalón que había quedado colgando en la calle Ezcurdia, o varias inspecciones por la caída de un muro y una columna en la calle Conde de Toreno o la inspección de varias entradas de agua en puntos tan dispares como el Sanatorio Marítimo, el Instituto Montevil o un geriátrico en la calle Luciano Castañón, en el que la tromba de agua llegó hasta los ascensores.

También atendieron otras emergencias como el desplome del hall del Centro Municipal Gijón Sur o la inundación que se produjo en los cines Yelmo de la Calzada, o la de una confifería en la calle Aguado. Fue necesario, además, señalizar y proceder a la retirada de varios argayos en Contrueces, así como sanear algunas fachadas que resultaron dañadas por la lluvia en calles como San Juan de la Cruz o Evaristo Valle.

Una sesión maratoniana que se extendió durante toda la noche para restablecer la normalidad.