La Policía Nacional de Gijón busca a un delincuente acusado de intentar abusar sexualmente de dos mujeres, una de ellas menor de edad, a las que el agresor habría asaltado el martes y el miércoles de esta semana. El primer suceso tuvo lugar el pasado martes alrededor de las ocho de la tarde en la calle Poeta José Hierro de Viesques. La víctima fue una mujer de 41 años que se dirigía a su vivienda después de haber aparcado el coche en la calle Alburquerque, a pocos metros de su domicilio.

Poco antes de dirigirse al edificio la mujer comprobó que dentro de la finca se encontraba un hombre que simulaba estar distraído mirando el móvil. El agresor entró con la víctima en el portal. Cuando ambos se encontraban en el rellano del primer piso. el acusado se abalanzó sobre la mujer. Después de besar a su víctima el hombre intentó quitarle la ropa a la denunciante. La mujer comenzó entonces a gritar. Las peticiones de auxilio de la denunciante hicieron que el agresor se quedara paralizado. El delincuente acabó abandonando el inmueble con rapidez para evitar ser detenido. La descripción física del agresor que la víctima aportó en la Comisaría de Policía Nacional a la hora de interponer su denuncia coincide con la que, horas más tarde, ofrecería una menor de El Coto que también fue víctima de un intento de abuso. En ambos casos la agresión se llevó a cabo siguiendo el mismo "modus operandi".

En la segunda ocasión los hechos tuvieron lugar el miércoles por la mañana. El delincuente se dirigió entonces al número 8 de la calle San Francisco de Asís. El hombre se encontró allí con una chica de 16 años que se disponía a entrar en el portal de su domicilio. "Tras franquear la puerta la adolescente observó como el varón entraba con ella en el edificio. Pensando que era un trabajador de las obras que se estaban realizando en el patio ella misma le abrió la puerta", aseguraron ayer desde Comisaría. El hombre se abalanzó sobre su víctima armado con una navaja a la vez que intentaba desabrocharle los pantalones. En plena refriega la joven sacó los 30 euros que llevaba en la cartera y se los dio al agresor, quién abandonó apresuradamente el edificio. La chica, asustada, entró en su casa y llamó por teléfono a su madre. Ante la Policía la denunciante aseguró que el hombre parecía encontrarse bajo los efectos del alcohol. La adolescente, de nacionalidad rumana, tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad.

Ambas víctimas definen al agresor como un hombre de 1,70 de alto y vestido con vaqueros, camiseta y sudadera.