Los diplomas que el viernes se traían a Asturias el gijonés Manuel Ángel Fernández Monasterio y el langreano Carlos Álvarez Salomón -el primero exalumno de la Fundación Revillagigedo y el segundo del CIFP Sectores Industrial y de Servicios La Laboral, donde cursó Actividades Físicas y Deportivas- tienen el enorme mérito de ser los que les acreditan como integrantes del grupo más selecto de alumnos de FP de España del curso 2012-2013. Pero también la curiosidad de ser las últimas credenciales firmadas por el ya exministro José Ignacio Wert.

"Es pura anécdota", reconoce Manuel Ángel Fernández, para quien lo que importa es "la satisfacción personal" con la que se ha sacado una espina, ya que con sus estudios de Técnico Superior en Construcciones Metálicas en la rama de Calderería no sólo logró convertirse en el premio nacional de FP de su especialidad sino también superar la situación vivida diez años antes, cuando se quedó el segundo en los premios extraordinarios de FP de Asturias tras cursar el grado superior de Desarrollo y Aplicación de Proyectos de Construcción en el IES Fernández Vallín.

"Más que el dinero importa el reconocimiento de que el que quiere puede, y yo quería. Además tenía claro que con mi edad sólo si logras destacar tienes posibilidades, porque para qué van a querer en una empresa a uno de treinta cuando pueden coger a uno mucho más joven y formarlo y malearlo al estilo que quieran", cuenta este gijonés que encarna como nadie la expresión de la superación.

Con 35 años, Manuel Ángel tiene detrás un periplo formativo que asusta. Acabó el Bachillerato con la sensación de que "estudiar no me gustaba", así que decidió ponerse a trabajar. Pero pronto tuvo claro que para progresar iba a necesitar titulaciones, así que con 21 años volvió a la formación reglada en el IES Vallín para hacer un ciclo de edificación y obra civil que le llevó a trabajar en un estudio de arquitectura diez años, hasta que le echó la crisis del ladrillo. "Ví lo que se avecinaba y con 31 años empecé a reciclarme", cuenta. Desde entonces no ha hecho más que eso, reciclarse y formarse para estar en la mejor disposición de acceder a cualquier sector que le ofrezca garantías de estabilidad y una nómina decente.

Gestión comercial y marketing, Gestión del transporte o Producción en Frabricación Mecánica han sido algunos de los ciclos por los que ha pasado, sin contar que ha preparado oposiciones, ha trabajado intermitentemente de peón especialista soldador, oficial de 3ª en Indemesa, peón en Emulsa, operario especialista en Dupont y ahora está metido en Arcelor dando vacaciones. "Precisamente hice una titulación de Fabricación Mecánica porque en el sindicato me orientaron de que con vistas a intentar trabajar en Arcelor esa era la opción que buscaban", cuenta. Y dicho y hecho. Así que ahora espera que su parada laboral en la acería sea la definitiva.

Y con tanto mundo como lleva visto Manuel Ángel Fernández Monasterio no es difícil que sea crítico con lo que le rodea. Y empezando por lo más inmediato, a este gijonés le rechina que en Asturias este premio nacional de FP que ha conseguido no le permita matricularse gratis en la Universidad, como sí ocurre en otras regiones. "Si hubiera sido igual que en otros sitios, habría intentado hacer una Ingeniería, pero teniendo que pagar la matrícula no me lo planteo", cuenta. Tampoco ve bien que Hacienda vaya a llevarse un 20% del premio económico asociado a su gesta formativa, algo que no ocurre "ni con el dinero del premio Café Gijón, por ejemplo, ni con el de los premios 'Príncipe'", cuenta. Y así se lo ha dicho a las autoridades que se ha topado en el camino. Porque lo que le sobra es cabezonería.