Los más apasionados de la caída libre podrán disfrutar a las siete de esta tarde de una clase acelerada de paracaidismo de la mano de uno de los mayores expertos en el tema, el Comandante retirado José Luis de la Macorra. El galardonado militar desvelará algunos de los secretos de su profesión en la conferencia que la asociación Agrupac Astur ha programado en el salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto, como actividad paralela al Festival Aéreo de Gijón.
-¿Cuándo ingresó en el Ejército?
-El 5 de Marzo de 1957. Me alisté por afición. Ser militar siempre fue vocacional, es lo que había vivido y respirado en mi casa. Mi padre era militar, mi hermano también lo fue, y como yo era mal estudiante, decidí a ingresar en la agrupación de banderas paracaidistas.
-Entonces, ¿se inició directamente en el mundo del paracaidismo?
-Una vez que estas en la brigada tienes que hacer una instrucción, como en cualquier ejército. Es después cuando haces unas pruebas físicas específicas de paracaídas. Mi primer salto lo di en mayo de 1957, supongo que en el momento me embargaría el miedo, como a cualquiera, pero he saltado ya tantas veces y en tantas competiciones que es muy difícil acordarse de lo que sentí en ese momento.
-¿Cómo se inició en el mundo de la competición?
-Después de pasar la guerra del Sidi Ifni, en África, pegando tiros, en el 58 empecé a hacer cursos específicos de caída libre. Cada año me apuntaba a uno distinto. Con toda esta preparación me fui perfeccionando hasta que me eligieron como paracaidista en exhibiciones. Llegué a un punto en que me perfeccioné tanto que, además de a mi función específica en la unidad me dedicaba a la competición.
-¿Llegó a impartir usted algún curso?
-Sí. Para ser oficial tienes que ir a academias y, a medida que vas ascendiendo subes técnicamente hasta convertirte en jefe de curso e instructor. En la brigada, como oficial, fui profesor de los títulos que me correspondían y di clases sobre plegado de paracaídas o instructor de salto.
-Se le considera una eminencia del paracaidismo por sus más de 2.350 saltos y los numerosos títulos que le han concedido. ¿Hay alguno que le resulte especial?
-En paracaidismo el máximo título que puedes conseguir, y que yo tengo, es el de salto con oxígeno, que son saltos de gran altura, de más de 5.000 metros. Esos títulos no son de competición porque no hay un reglamento estipulado y porque se utilizan en los ejércitos modernos, por lo que suelen ser secretos.
-¿Cómo es la vida de un paracaidista de la Brigada?
-Es un trabajo un poco sacrificado. Para un profesional de esto la vida familiar es complicada porque casi todo el rato te lo pasas en el cuartel. Además de los servicios que se tengan que hacer de normal, que serían como una jornada laboral cualquiera, pueden tocarte guardias, servicios en el cuartel de tres días, maniobras o saltos nocturnos. Son cosas que complican un poco tener una vida normal, pero al final cada uno se arregla como puede. Hoy muchas Brigadas tienen la suerte de contar con guarderías y eso ayuda a conciliar.
-¿Cuándo logró su grado de Comandante?
-Pase a estar de reserva en el año 92, con el empleo de capitán, y más o menos en el 96 me ascendieron a comandante. Cuando cumplí los 65 entré en la jubilación, pero no perdí mi grado. Desde entonces estoy en Federación Nacional de Asociaciones de Veteranos Paracaidistas de España y me dedico a dar conferencias y participar en actividades.
-¿Qué temas tratará en su conferencia de esta tarde?
-Una parte estará dedicada a la historia del paracaidismo, otra será sobre los principios deportivos y olímpicos y en la última hablaré de la utilización del paracaidismo dentro de las fuerzas militares. Al final de la conferencia, los asistentes podrán probarse un paracaídas. Enseñaré en directo cómo es el proceso de despliegue en el aire y cómo se pliega de nuevo.
