Declarado máximo triunfador de Fallas, abrió la Puerta Grande de Las Ventas y ha triunfado en multitud de plazas de España y Francia en este 2015. Sebastián Castella, torero francés, nacido en Beziérs y afincado en España, afrontará un nuevo paseíllo en El Bibio el próximo miércoles, día 12, con el objetivo de abrir la Puerta Grande.

-¿Es la temporada de Sebastián Castella?

-Hasta el momento es una gran temporada, puede ser la mejor porque me he encontrado artísticamente como quiero. Cada tarde que me pongo el traje de torear estoy disfrutando. Los toreros somos muy transparentes y el vestido lo es aún más. Estoy muy feliz y eso se refleja en la plaza y lo transmito al público.

-¿Es más difícil ser figura del toreo o mantenerse?

-Las dos cosas son muy difíciles, si no figura del toreo sería todo el mundo y muy pocos toreros lo son. Van pasando los años, las exigencias son distintas y aumentan. No es fácil dar lo más de uno mismo cada día, pero para eso somos toreros y hemos escogido esta profesión.

-¿Qué le sugiere El Bibio?

-Es una plaza con mucho sabor. La gente tiene un gusto especial y tengo ganas de esta tarde porque nunca he logrado salir en hombros en Gijón. Sí he recibido premios a la mejor faena, pero no he abierto la Puerta Grande. Es la espinita que tengo clavada. En esta temporada tan bonita quiero y pretendo salir en hombros en El Bibio.

-Estuvo a punto en la corrida goyesca de 2013. Tarde de lluvia, cortó una oreja con fuerte petición de la segunda.

-Esa ha sido mi mejor tarde. El presidente no me quiso dar la segunda oreja y recuerdo que le devolvía la primera. No tiene que haber rencor, tanto por mi lado como, espero, por el suyo. Él tiene su criterio y el hombre no vio que la faena fuera de dos orejas. En ese momento yo estaba caliente porque la faena, la espada y la gente lo pidió, pero son cosas que pasan y la verdad que no hay rencor ninguno. Al contrario, uno va aprendiendo y solo espero que no haya más malentendidos.

-Lidiará seis toros en solitario en El Puerto de Santamaría a beneficio de los niños con Síndrome de Down en Sevilla y provincia. Ustedes se juegan la vida por ayudar a los demás.

-No es la primera vez ni va a ser la última. Los toreros somos solidarios: hay muchos festivales, incluso toreros que se han jugado la vida en solitario para ayudar a quien lo necesita. La de El Puerto es una corrida muy especial porque matar seis toros en pleno mes de agosto no es fácil, pero la causa lo vale. El reto es grande. Tremendo. Espero que el público acuda a la plaza porque ese será el primer triunfo. Ojalá que ayuden un poco los toros, que el resto lo hago yo.

-En ocasiones les ponen pegas para donar el dinero.

-He tenido problemas en alguna ocasión para torear alguna corrida o festival a beneficio de asociaciones u ONG que no han querido recibir el dinero del toro. Es una pena porque tanto las personas necesitadas como enfermos o quien pasa hambre lo necesitan. No hay que mirar de dónde viene el dinero. Lo importante es ayudar y no hay dinero más limpio que el de una persona que se juega la vida. A veces es difícil comprender cómo piensan algunos. El toro es uno de los mundos más íntegros y bonitos del mundo.

-Es francés de nacimiento y vive en España. Dos países taurinos y dos formas de entender la Tauromaquia y de defenderla. ¿Francia es el modelo a seguir para proteger este arte?

-No creo que tengan que hacer las cosas como en Francia porque son países distintos. En España hay toros en todo el país y en Francia solo en el sur y sureste, sitios reducidos. Nosotros somos defensores de nuestras tradiciones, de lo que queremos y en cuanto vemos que hay algún peligro lo ponemos a salvo. En cualquier ámbito. Por eso hay una defensa institucional de la Tauromaquia como se ha visto y se ha demostrado. En España falta algo más de implicación y despolitizar la Fiesta. Por otro lado, no hay duda que los toros son parte de España, este país no se puede concebir sin toros. Quien quiera gobernar, si lo dejase sin toros, ya no sería España. Habría que cambiarle el nombre porque los toros forman parte de la personalidad española.