Nuria Bravo Bretones ha sido la primera mujer en España en pilotar un helicóptero del Ejército y hoy forma parte del equipo de Salvamento Marítimo del Principado al mando del "Helimer". Su aspecto es el de una chica moderna, guapa, que de ningún modo aparenta sus cuarenta y dos años. Está casada con Jesús García, técnico de aeronaves, y son padres de cuatro hijos.
-Aparte de todo eso, ¿usted quién es?
-Nací en Madrid (1973) y soy capitán del Ejército del Aire en excedencia desde el año 2007. Yo quería ser piloto de caza, pero a mi promoción sólo llegó la oportunidad de especializarnos en aviones de transporte o helicópteros; elegí éstos. Hice la carrera en la Academia General del Aire de Murcia.
-¿Reza antes de emprender una operación?
-No, porque no tengo miedo; sí respeto.
-Si fuera un pájaro, ¿qué especie elegiría?
-Elegiría la de un halcón peregrino. Para dominar bien el territorio.
-¿Tiene nervios de acero?
-Probablemente sí, aunque estamos habituados sabemos que el trabajo es peligroso. Pero no me considero especial, todos mis compañeros tienen el mismo aplomo.
-¿Cuál ha sido su riesgo mayor?
-No he sufrido grandes apuros, éstos corresponden a los rescatadores, los que descienden por el cable de acero en las intervenciones de salvamento. Son tareas difíciles y complicadas, pero es lo nuestro. El equipo de Gijón es el único de Asturias que opera de noche, y en la noche todo es más comprometido. Lo que más me ha impresionado fue el accidente del barco de recreo que en las Navidades de 2011 volcó a la salida del puerto, ahogándose un niño y un adulto. Estuvimos dos semanas buscando al niño y al final apareció solo en el puerto. Pero ver a la madre allí, todos los días esperando...
-¿Han sacado del agua a alguna mujer?
-Sí, a una que se había suicidado tirándose por Santa Catalina. Tanto a las mujeres como a los hombres se les engancha poniéndoles un cinturón debajo de los brazos. Hace unos días mis compañeros sacaron en Salinas a una chica de 21 años que tenía tres hijos.
-¿Se han cumplido sus sueños, con este trabajo?
-Sí, pertenezco a una generación en la que esto no era normal, pero yo siempre quise ser piloto militar. A los mandos del helicóptero me siento contenta y mientras tenga aptitudes pienso seguir. Allá arriba los problemas de tierra se ven lejanos y muy relativos.
-Ha sido la primera mujer a los mandos de un helicóptero...
-Sí, del Ejército Español. Ahora creo que hay otra chica en una base de "Helimer", pero en Asturias sigo siendo la única.
-¿Se siente feliz en el peligro?
-No somos conscientes de él, es nuestro día a día y tal vez influya el mecanismo de defensa. Además el helicóptero que llevamos es fantástico, como un Audi de última generación, con tecnología punta. Y nosotros estamos muy preparados.
-¿Quién es su mayor enemigo?
-La niebla, mucho más que el viento. Éste tiene que ser fortísimo para que nos influya. De otro modo el mar Cantábrico es muy bravo y en invierno enfrentarnos a olas de tres o cuatro metros es casi normal.
-¿Los perceberos son un conflicto?
-Sí, es difícil acercarse a los acantilados y para colmo llevan en traje negro que nos impide su localización.
-¿Su mayor hazaña?
-Está por llegar, pero de momento mi hazaña son mis cuatro hijos, aunque mi marido me ayuda mucho. Él también es militar en excedencia.
-¿Asturias es un avispero? Una región con tanta costa, tanta montaña...
-A las emergencias de montaña acude el helicóptero del Cuerpo de Bomberos; nosotros sólo trabajamos en la costa y nos limitamos a hacerlo en las aguas jurisdiccionales.
-¿Con qué disfruta?
-Pisando tierra firme después de una odisea y yendo al encuentro de mi familia.
-¿Cómo pasará las fiestas de Begoña?
-Trabajando. Nuestros turnos son de 12 horas, bien de día o bien de noche.