"Se me hizo realidad el sueño de mi vida". Así describía la jugadora de hockey hierba gijonesa Masángeles Rodríguez su experiencia en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Como ella, otros tres deportistas olímpicos asturianos acudieron ayer a la Feria Internacional de Muestras de Asturias para contar sus experiencias en la élite deportiva.

El piragüista de Villaviciosa con 15 campeonatos del mundo, Manuel Busto; el gigante del voleibol gijonés, Juan Carlos Robles y el veterano piragüista de Candás con tres medallas olímpicas, Herminio Menéndez, conformaban la mesa de exponentes junto con Rodríguez. Un elenco de primera categoría al que según el moderador y antiguo deportista Agustín Antuña, "no se les valora como debería a pesar de que son deportistas de mucho prestigio porque son de casa".

El encuentro permitió hacer un repaso por la vida profesional de los cuatro atletas sin que faltasen las anécdotas. Manuel Busto fue el primero en relatar como se convirtió "de aquel chavalín que paleaba en la ría de Villaviciosa hasta el hombre que consiguió 15 títulos mundiales y otros tantos europeos", le presentaba Antuña.

"Aprendí a montar en piragua antes que en bici y no recuerdo desde que nací nada que me apasionase más", empezó explicando el asturiano que este año se estrenó como pregonero de las fiestas que marcaron su vida. Un hecho histórico en el Descenso del Sella ya que hasta ahora ningún presentador se había lanzado al agua nada más terminar su discurso. El piragüista aseguró de su paso por los juegos de Atlanta 96 que "poca gente ha tenido una experiencia olímpica como la mía. Desde el primer día sabía que no iba a dar ni un palo así que solo me preocupé de disfrutarlo".

El otro piragüista de la mesa, Herminio Menéndez, confesó que al igual que Busto "el Sella era mi obsesión. Le di un disgusto a mi padre cuando deje el fútbol y cogí la piragua, pero por suerte le duró poco". El veterano atleta reconoció tras un repaso por su experiencia deportiva que "de lo que más orgulloso me siento, más incluso que de las medallas, es del trabajo que desempeñé en el Comité Olímpico durante siete maravillosos años en los que pude ver cómo mejoró el deporte español".

Una opinión que no comparte la jugadora de hockey Masángeles Rodríguez, que piensa que "para un deportista llegar a los Juegos Olímpicos es lo máximo". Recordando la intensidad de aquellos días en la Barcelona de 1992 confiesa que "se me pone la piel de gallina. Me encanta que me pregunten por aquella época porque fue la mejor de mi vida y disfruto contándoselo a la gente". La competidora, actual presidenta de la Federación Madrileña de Hockey, se muestra de lo más humilde al reconocer que "en mi vida deportiva tuve mucha suerte, el hockey lo descubrí por casualidad". El sueño de los juegos le supuso "mucho sacrificio y constancia, pero como estuve a punto de no poder ir por mi edad lo valoré muchísimo".

Por su parte, Juan Carlos Robles, el jugador de voleibol reconvertido en empresario del sector hostelero señaló que "el deporte es una filosofía de vida. Todos caminamos en la misma dirección para lograr objetivo, igual que en día a día de cualquiera". A pesar de que la edad le obligara a abandonar el deporte que le encantaba, aseguró que "repetiría una y mil veces por todas las experiencia que me ha brindado. El voleibol me permitió tener otra visión del mundo".