En el tanatorio de Cabueñes ayer fueron incinerados, tras una acto de celebración de la Palabra, los restos mortales de Andrés Avelino Rendueles Canal, quien se hizo muy popular durante décadas en los veranos gijoneses por vender barquillos y otros productos en el Muro y en la playa de San Lorenzo, así como en otras zonas lúdicas de Gijón. Falleció el pasado lunes, 10 de agosto, a los 84 años de edad. Estaba casado con Francisca Martínez Sampedro y tenía una hija y dos nietos.

Natural del barrio de La Arena, de las proximidades de La Bolera (entre las calles de Ezcurdia y de Aguado), Andrés Avelino Rendueles Canal trabajó en su juventud en la fábrica de Laviada y Compañía, que estaba situada entre la calle de Magnus Blikstad y la avenida de Portugal y que ahora da nombre a toda aquella zona de la ciudad. El padre de Avelino Rendueles también trabajó en Laviada.

Al contraer matrimonio emparentó con la familia de "los Pelayo", que se dedicaba a la venta de barquillos y castañas asadas. Tras abandonar Laviada, Avelino Rendueles optó por el negocio de la elaboración y venta de barquillos artesanales.

Solía colocar su bombo rojo lleno de barquillos a la altura de la escalera número 11 de la playa de San Lorenzo, arenal que recorría diariamente varias veces durante la época estival con dos grandes "paxos" repletos de bolsas de patatitas, cacahuetes y otros productos de alimentación.