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Una vida segada en El Suco

Amparo Orejas descubre una placa en recuerdo de su madre, la primera mujer fusilada en la posguerra gijonesa, en el paredón del cementerio de Ceares

Asistentes al acto celebrado ayer delante del paredón de El Suco. MARCOS LEÓN

Todas las guerras dejan un formidable rastro de traumas personales, pero en los conflictos bélicos civiles, además, se encuentra lo más bajo de la condición humana en forma de venganzas personales, delaciones por envidias y la forma de "solventar" asuntos particulares aprovechando la violencia común.

Este es el caso de Anita Orejas López, a quien desde ayer por la tarde se la recuerda, con una placa, en el paredón del cementerio municipal de El Suco (Ceares), donde fue fusilada el 9 de noviembre de 1937. Fue la primera mujer republicana fusilada en Gijón después de que las tropas del bando nacional entraran en la ciudad, el 21 de octubre de aquel año, dando así por finiquitado el frente del Norte republicano e iniciándose la posguerra en Asturias.

La historia de Anita Orejas es la de una joven langreana que vino a Gijón a servir y aquí la sorprendió la Guerra Civil en julio de 1936. Estaba afiliada al PSOE y al sindicato UGT y tenía una hija, un bebé. Amparo Orejas tiene 77 años de edad y desde hace 46 vive en Francia. Nunca conoció a su madre.

Condenada a muerte por el delito de "rebelión militar", Anita Orejas fue denunciada por quien afirmó haberla visto vestida de miliciana, según consta en el sumario, y con una pistola al cinto. El suyo fue un proceso muy rápido y acabó en el paredón de El Suco con 23 años de edad.

Su hija, Amparo, fue entregada entonces a un matrimonio de feriantes falangistas radicado en Gijón, con los que vivió hasta que, ya adulta, se fue a Francia. Hace unos quince años, en una edición de la "Semana negra", en un debate sobre la recuperación de la memoria histórica, contó su caso, el de una mujer que no sabía quiénes eran sus padres.

Gracias a la intervención de varias personas, entre ellas los responsables de la ahora extinta Concejalía de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Gijón, y a los descendientes del matrimonio de feriantes, Amparo Orejas pudo reconstruir su historia personal y, lo que es más importante, la de su madre Anita.

"Fue todo un montaje para matarla", afirmó, por su parte Víctor Luis Álvarez, ya que, explicó, "Anita Orejas era una empleada doméstica que no hizo nada y no era peligrosa para nadie; en la guerra trabajó en un hospital de sangre, pero todo tiene que ver con el padre de su hija".

Documentación

Otro dato que Víctor Luis Álvarez consideró muy extraño es que "ni en la documentación del juicio ni en la ficha de Anita Orejas de la cárcel de El Coto figura hijo alguno", es decir, su hija no existía a todos los efectos y el consejo de guerra y posterior ejecución hay que entenderlos como una forma de hacer desaparecer todo rastro de una relación amorosa ilegítima y también su fruto: Amparo Orejas.

"No te lo esperabas" fue la frase que Amparo Orejas pronunció ante la placa que recuerda a Anita Orejas, con la leyenda: "A mi madre, Anita Orejas López. Detenida, juzgada, fusilada el 09-11-1937 todo en sólo tres días... Los franquistas segaron delante de este paredón una vida de 23 años. Tu hija Amparo".

Arroparon ayer, a las seis de la tarde, en los altos de Ceares, a la hija de Anita Orejas, entre otros, varios concejales del PSOE y de Izquierda Unida del Ayuntamiento de Gijón, así como los secretarios generales de la UGT de Asturias y de Gijón, el coordinador de IU de Gijón y el exconcejal de IU Jesús Montes Estrada, a cuyo cargo estuvo la Concejalía de la Memoria Histórica hasta el año 2011. También hubo una representación de la Tertulia Feminista Les Comadres, del Ateneo Obrero de Gijón y de la Sociedad Cultural Gijonesa.

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