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Multa de 300 euros a un parado por pedir a la puerta de una tienda en Gijón

"Nadie me da una oportunidad y tengo que buscarme la vida, intento portarme con educación", alega el sancionado

Multa de 300 euros a un parado por pedir a la puerta de una tienda en Gijón

Un vecino de El Coto, parado de larga duración, fue sancionado ayer con una multa de 300 euros por pedir a las puertas de un supermercado situado en la calle Eleuterio Quintanilla. La Policía Local acudió a la zona después de registrar "quejas de varios ciudadanos" -según la versión de los agentes-, y le aplicó al hombre la ordenanza de convivencia cívica aprobada por Foro hace dos años. Los funcionarios acusan al gijonés de una infracción "leve" por hacer "un uso impropio de los espacios públicos y sus elementos de manera que se impide o dificulta la utilización o el disfrute por el resto de usuarios". El sancionado no salía ayer de su asombro. "Llevo varios días allí y nadie se ha quejado. Intento portarme con educación y buscarme la vida. La acera tiene tres metros de ancho y yo estaba a un lado, no molestaba a nadie", argumenta.

Los hechos tuvieron lugar minutos antes de las doce del mediodía. Fue entonces cuando, tal y como relata el gijonés, dos agentes de la Policía Local se dirigieron a las puertas del supermercado en el que se encontraba. "Me dijeron que me marchara y yo les dije que no estaba cometiendo ningún delito, que sólo pedía para comer y que por lo tanto podía estar donde quisiera y cuando quisiera, siempre y cuando no me metiera con nadie", relata el gijonés. Poco después de que los agentes le impusieran la multa el sancionado se dirigió a las oficinas de Atención al Ciudadano y expresó su queja por escrito.

Este vecino de El Coto, que está a punto de cumplir 50 años, asegura que antes de la crisis trabajaba en la construcción. Ahora, lamenta, "ya nadie me da una oportunidad". "Cuando quebró todo me despidieron y desde entonces no tengo de donde sacar dinero. Cobro el salario social pero sólo con eso no da y tengo que pedir. Bastante vergüenza me da que lo hago lejos de mi casa para que la gente no lo vea", relata el apurado gijonés, insistiendo en que precisamente ese sentimiento es el que le lleva a no querer que se desvele su identidad. La sorpresa de este gijonés fue mayúscula cuando ayer se tuvo que enfrentar a los agentes de la Policía Local que acabaron sancionándole.

El gijonés es consciente de que su situación de insolvencia en la que vive le va a impedir pagar los 300 euros con los que fue multado por los funcionarios. "No tienen nada que embargarme", cuenta. A pesar de todo asegura que no quiere que "se quede así" una situación que define como "muy injusta". "Yo no estaba molestando a nadie, la gente se porta muy bien conmigo y ya hasta me conocen los que van habitualmente a este supermercado", insiste una y otra vez durante su relato.

La sanción se impuso en aplicación del artículo 31 de la ordenanza de convivencia cívica, una regulación impulsada por el gobierno local de Foro Asturias durante su primer mandato con el objetivo de frenar el "botellón" y actitudes que no se consideraban adecuadas para la convivencia en la ciudad. Antes de la aprobación definitiva del texto la presión de grupos políticos y entidades sociales obligó a eliminar la prohibición expresa de la mendicidad que sí se hacía en el borrador de la norma que fue presentado para su debate. A pesar de todo se incluyeron sanciones por "usos impropios" de espacios públicos, una conducta que ahora se le atribuye al gijonés.

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