Las personas amables tienen un atractivo que engancha en la comunicación. Nuestro querido Gregorio siempre tenía alguna palabra amable en sus saludos, incluso un obsequio de bienvenida que le permitía a título de tarjeta de visita recordar a quien le saludaba que seguía siendo "gasolinero" Un negocio al que ha destinado toda su vida, ya que incluso su abuelo procedía de ese sector.

Nunca renunció a sus raíces burgalesas, aunque desde muy joven vivió en Ocaña, donde se inició en el mundo de los derivados del petróleo y posteriormente pasó a ser asturiano de hecho. Dicho así puede parecer que tenía todo resuelto en su vida, sin embargo ha sido el fruto de su incansable actividad y esfuerzo permanente lo que sin duda alguna es la razón de su éxito empresarial.

Como compañero de mesa en La Peña Puente de Mando, ha sido uno de los hombres más constantes en las citaciones que cada mes mantenemos. Si por cualquier circunstancia faltaba, especialmente en el último período, todos los asistentes le echábamos de menos, lo cual ya de por sí mismo tiene un gran significado. Hemos tenido la suerte en "Puente de Mando" de disfrutar de su agradable compañía y de sus tertulias, en la que no le faltó el buen humor y las frecuentes muestraa de amistad, además de mostrarnos a todos la faceta más destacada de su personalidad: ser una gran persona.

Hoy, al enterarme de su fallecimiento a través de su hijo José Ricardo, me ha venido al recuerdo mi primer contacto con él, que aunque fue por motivos profesionales, no puedo por menos que mencionarlo: "Fernando, ya sabes dónde tienes un amigo". Yo también, amigo Gregorio, te digo hoy que tus amigos siempre estaremos contigo y seguro que te echaremos mucho de menos en nuestras habituales tertulias gastronómicas, aunque el vacío que dejas se tenga que llenar con la nostalgia y el recuerdo.

Sé también que tu mujer, Angelines, y tus hijos José Ricardo y Gabriela, así como tus nietos te van a echar mucho de menos, pues sobre todo eras un hombre bueno y cabal.