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JOSÉ CARLOS DÍAZ | Poeta y narrador, acaba de publicar "Convalecencia en Remior"

"Si hay ensimismamiento, la literatura es nada; hay que tener en cuenta al lector"

"He sido un poco cortado para la vida literaria; publiqué mis novelas porque ganaron premios a los que concurrí por insistencia de un amigo"

José Carlos Díaz. MARCOS LEÓN

Filólogo que, curiosamente, se "gana las habichuelas" (la expresión es suya) llevando asuntos presupuestarios en el Consejo Consultivo de Asturias, José Carlos Díaz (Gijón, 1962) ha ido construyéndose una muy interesante carrera literaria (poemas, novelas, comentarios en su blog...) desde la discreción. Tiene reciente el poemario "Convalecencia en Remior", publicado en Heracles y nosotros.

- "Fue después de la guerra/ y yo estaba convaleciente./ Una bala perdida/ me había atravesado el pie/ y cojeaba como un tullido". ¿Quién es el personaje que habla en este libro?

-Soy y no soy yo. El libro se escribió el verano pasado. Yo sufría una dolencia en los pies que me impedía caminar. Pasamos unos días en esa playa de Lugo, al final de la estación. Aquello parecía la playa de Normandía, así que me di en pensar en ese personaje, que hace repaso de su vida hasta ese momento. Es una voz hiperbólica, por así decir, pero autobiográfica.

-En otro poema, escribe: "Concédeme la voz/ de los versos pautados/ y el decir transparente". Pide ahí una poesía clara, alejada de las tentaciones de cuño irracionalista...

-Es la línea poética en la que ahora me siento a gusto. Me identifico con lo que ha escrito José Carlos Mainer a propósito de la poesía de Joan Margarit. Dice ahí que el fenómeno poético debe cimentarse en tres pilares: nitidez en el propósito, claridad en la forma y la certeza de que uno se dirige al lector. La literatura es nada si hay ensimismamiento; hay que tener en cuenta al lector, sin renunciar a la ambigüedad característica de la expresión literaria. La sencillez es lo más difícil.

-Publica sus primeros poemas en 1986. ¿Qué ha cambiado del poeta aquél de los años ochenta al de "Convalecencia en Remior"?

-La intención de alejarse, tal y como decía antes, del ensimismamiento. Cuando empecé a escribir, tenía la impresión de que escribía para mí, no para los demás; no tenía en cuenta la comunicación. Ahora, uno trata de expresar sus sentimientos, sabiendo que son universales.

-Empezó a publicar joven, con veinticuatro años, pero ha tenido largos períodos sin dar nada a la estampa. ¿Por qué?

-Jamás he dejado de escribir. El problema, así de claro, es que nunca he tenido la facilidad para publicar y no he mandado mis libros a los editores. No sé si por prevención ante el rechazo, por timidez... La posibilidad de publicar "La ciudad y las islas", con fotos de Ana Trelles y Juan GaJuan Garay, me la dio este último. Y "Contra la oscuridad", Nacho González, al igual que "Convalecencia en Remior". No participo en tertulias, no soy poeta social en ninguno de los sentidos.

-Le interesa más la literatura que la vida literaria...

-He sido siempre un poco cortado para la vida literaria. Las dos novelas publicadas fue porque ganaron premios literarios, y me presenté por la insistencia de un amigo. Es cierto que sí envié en una ocasión una novela a la editorial Trea, pero no la publicaron.

-Pese a ese desapego, le identifico con el grupo "Cálamo"...

-Sí, pero es más un grupo de amigos. Soy amigo de Nacho (González) desde hace cuarenta años. Y tuve mucha amistad con Juan Garay (falleció el pasado enero). Y tampoco somos un grupo que tenga influencia literaria. Hicimos aquellos encuentros literarios en que pasaron por Gijón autores como Agustín García Calvo, Luis Antonio de Villena, José Hierro o Antonio Gamoneda, entre muchos otros, pero nunca aproveché aquellas circunstancias porque me parecía que era pobre lo que yo tenía que decir. Me iba para casa.

-Llevan mucho tiempo como grupo de amigos y con una actividad cultural importante. ¿Hay una afinidad estética?

-No. Emilio Amor hace una poesía parecida a las de las vanguardias de los años veinte o treinta, con mucha imagen; Nacho González tiene ecos más épicos, con verso largo; y yo hago cosas más intimistas.

-¿La poesía fue antes, en su caso, que la novela?

-He escrito poesía siempre y es el género en el que mejor me siento, pero también he escrito mucha narración: hay bastantes cuentos, por ejemplo. De ahí pasé a la novela. Ahora estoy escribiendo otra novela, situada en el mismo ámbito de "Aunque Blanche no me acompañe".

-¿Es un escritor disciplinado?

-No, no me lo permite ni el trabajo ni mi vida personal; debería, pero no puedo.

-"Convalecencia en Remior" es un libro de madurez, con poemas de línea meditativa. ¿Está ahí el poeta que vamos a encontrar de aquí en adelante?

-Seguro. Lo que estoy escribiendo va por ahí, por esa línea reflexiva. Hay un poema que se titula "Patria", quizás algo social, pero de una poesía social distinta. La épica social me da cierto miedo después de tantas banderas arriadas y de tantos himnos amargos. Hay que hacer poesía social, pero casi como un prospecto farmacéutico: con mucha claridad y reflexión.

-En ese poema dice: "y no le encuentro fácil/ acomodo en mis poemas/ a según qué palabras". ¿A qué palabras se refiere?

-Las que están asociadas a un vocabulario social con ciertos adjetivos.

-La factura de sus versos es clásica, con los acentos rítmicos en su sitio...

-Me gusta que el poema, más que ritmo, tenga mesura. Hay medidas clásicas, pero no quiero que haya demasiada música y deseo que se lea como la prosa.

-Lleva también el blog "Los diarios de Rayuela". ¿Le interesan las posibilidades que brinda internet?

-Me interesó mucho. Llegué a tener muchos lectores y ahí conocí a gente como Manuel Jabois. ¿Qué pasó con el mundo de los blogs? Pues que se ha pasado a Facebook, sobre todo. Mantengo el mío, pero más por razones sentimentales. Estoy en Facebook, aunque me da cierto reparo; ahí todos son amigos de todos, amistades que yo no acabo de ver claras.

-Hay quien defiende las redes sociales como un ámbito nuevo para la literatura. ¿Comparte ese optimismo?

-Puede ser, aunque muchas veces lo que se publica en Twitter son ocurrencias, no aforismos. Fernando Menéndez no publica sus aforismos en Facebook o en Twitter, los publica en papel.

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