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JAVIER SUÁREZ LLANA | Expresidente del Conseyu y técnico de IU en el Ayuntamiento

"La estructura de los grupos políticos en el Ayuntamiento está sobredimensionada"

"La izquierda de Gijón se muestra de acuerdo en muchos temas, pero no gobierna; frente a este modelo reivindico el de Oviedo"

Javier Suárez Llana. ÁNGEL GONZÁLEZ

Tres años después de asumir la presidencia de un Conseyu de la Mocedá que pasaba por aquel entonces por sus horas más bajas, Javier Suárez Llana abandonó este fin de semana la responsabilidad de capitanear la federación de asociaciones juveniles de la ciudad. El gijonés asegura que se va con la satisfacción del trabajo bien hecho. Su nuevo reto: la asesoría técnica del grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Gijón.

-¿Cuál es su balance de su etapa en la presidencia?

-La valoración tiene que ser positiva. El conjunto de entidades que forman el Conseyu fuimos capaces de sacar la federación de la situación complicada en la que se encontraba cuando llegamos y de situarla donde está ahora. El Consejo tiene una gestión transparente y eficaz, un nivel de actividad difícilmente contestable y se ha situado en los debates sociales, culturales, económicos y políticos de Gijón articulando una voz propia. Nuestra federación ha opinado no sólo en lo que afecta a los jóvenes, sino que ha tenido posiciones acordadas colectivamente sobre temas tan dispares como el plan de vías o la contaminación, problemas que afectan a toda la ciudadanía.

-Las opiniones han sido muchas veces contestadas por entidades que llegaron a abandonar el Conseyu de la Mocedá.

-Sólo hubo una entidad que lo hizo y que además no llegó a dejar el Conseyu a pesar de que anunció que lo haría.

-¿Cómo llevó las críticas de la politización de la federación?

-Las decisiones en el Conseyu se toman de manera colectiva, no las toman ni el presidente ni la Comisión Permanente, las toman todas las asociaciones. Nunca entendimos las críticas. Para influir en las opiniones o posiciones de la federación lo que hay que hacer es participar en los órganos de toma de decisiones. Nuevas Generaciones se ausentó de todos los debates colectivos que ha habido durante estos tres años.

-Los posicionamientos del Conseyu en temas fundamentales siempre tienen un marcado carácter de izquierda...

-Sí, y eso es fruto de que las 25 asociaciones que a día de hoy componen el Conseyu, y que colectivamente deciden los posicionamientos de la federación, coinciden más con los planteamientos de la izquierda política. Lo que hay que hacer para participar en democracia es aceptar las reglas. Nuevas Generaciones se ausentó de los debates y acusó al Conseyu de tomar decisiones muy marcadas. Los posicionamientos se decidían por mayoría como se hace en el Pleno municipal o en cualquier organismo de participación. En el Conseyu las decisiones estaban avaladas por unanimidad o por el 90 por ciento de las entidades sin que, en algunas ocasiones, el propio presidente estuviera de acuerdo con lo que se votaba.

-Ahora asume un cargo de IU en el Ayuntamiento. ¿Tenían razón los que le acusaban de estar al servicio de esa formación política?

-Son cosas completamente diferentes. Si yo o el Conseyu hubiésemos estado al servicio de IU ahora no tendría porque irme. Entré en el año 2012 en la federación defendiendo que los partidos políticos no podían instrumentalizar el Conseyu de la Mocedá ni ninguna estructura de participación civil. Y defendí ese discurso, en el que aún creo. No se puede instrumentalizar desde dentro pero tampoco desde fuera, que es lo que han intentado hacer los jóvenes del Partido Popular todos estos años, saliendo en prensa para atacar al Conseyu. Eso es instrumentalizar un órgano de participación faltando el respeto a las asociaciones juveniles que hoy trabajan en la ciudad.

-Usted se une a la estructura de un partido con el que fue muy crítico. ¿Han cambiado tantas cosas como para trabajar para Izquierda Unida?

-Creo que las organizaciones políticas, como cualquier espacio de participación social, se construyen desde la crítica colectiva. Y en ese sentido mi actitud va a seguir siendo siempre la misma: la de la mantener la crítica permanente como motor de cambio. Pero esa crítica tiene que venir acompañada de pasos hacia adelante que permitan cambiar las cosas desde dentro. Izquierda Unida pasó por una crisis en Gijón en los últimos años de la que todavía se está recuperando, y para ello tiene que ser capaz de fortalecer la organización y su presencia social y territorial. No obstante, yo me incorporo a un puesto técnico, no político, para asesorar en temas que tienen que ver con la política municipal. No voy a jugar ningún papel orgánico ni de dirección.

-¿Cómo valora a día de hoy la abstención de Xixón Sí Puede que permitió gobernar a Foro?

-El no haber sido capaces de llegar a un acuerdo que transformara la mayoría social en una mayoría política para gobernar Gijón fue un error y un fracaso de los tres partidos de izquierdas. Hoy tenemos un gobierno que gobierna en minoría y una oposición que siendo mayoría no gobierna, y que sin embargo pleno tras pleno muestra un alto nivel de acuerdo en los temas fundamentales. Frente al modelo Gijón, reivindico el modelo Oviedo.

-¿En qué se diferencia Izquierda Unida de XSP?

-Más allá de los modelos organizativos creo que IU tiene tres elementos que nos definen y nos diferencian: carácter de movimiento político y social que busca la convergencia, trayectoria de lucha en el marco de los conflictos obreros que han contribuido a construir nuestro sistema democrático, de derecho y de bienestar social, que ahora la derecha está derribando; y vinculación a un proyecto no sólo de país, sino internacional: un proyecto nítidamente de izquierdas y ecologista.

-De cara a las elecciones generales en Asturias no se ha conseguido la convergencia. ¿Deberían haber ido juntos Podemos e IU? ¿Quién es el culpable de la ruptura?

-Creo que no contribuye plantear el debate en términos de culpables o inocentes. El devenir de los acontecimientos ha evidenciado quién hizo esfuerzos para que hubiera una candidatura única de convergencia en la izquierda y quién no. Nosotros apostábamos por una plataforma amplia del conjunto de la izquierda política, social y sindical como herramienta para cambiar el país. Ése fue nuestro planteamiento, con muy pocas líneas rojas. Pero hubo otro partido que dijo que no. Y en su derecho está. Podemos tiene una estrategia diferente que considera que es la acertada. A partir de ahí el 20 de diciembre hay elecciones, y más allá de esa fecha hay que seguir apostando por una convergencia de la izquierda en aquellos temas en los que compartimos planteamientos. Tenemos que conseguirlo yendo más allá de los partidos, incorporando movimientos sociales y ciudadanos a la política.

-Volviendo a su puesto técnico en el Ayuntamiento, estos días los asesores han estado en medio del debate. ¿Cree que hay que cambiar algo en la organización del Ayuntamiento?

--El Ayuntamiento tiene que evolucionar, pero no sólo en eso. Tiene que mejorar, fundamentalmente, en cómo presta los servicios públicos y cómo los organiza internamente. Y eso tiene que hacerlo desde un planteamiento global. Los grupos políticos tienen que contar con los recursos necesarios para desarrollar su función, bien sea de gobierno, bien de oposición y control.

-¿Está sobredimensionada esa estructura?

-Ya manifesté mis discrepancias cuando se acordó la estructura de los grupos municipales. Creo que hoy en Gijón sí está sobredimensionada la estructura política municipal. Ha habido un crecimiento desde el pasado mandato en el número de liberaciones. No se si tienen que ser menos o más o si hay que cambiar las retribuciones. Eso tienen que acordarlo los grupos. Los partidos deben contar con los suficientes medios, ni muchos ni pocos.

-Parece a veces que gobierna más la oposición en los plenos imponiendo sus decisiones, que luego, con cierta frecuencia, Foro lleva a los tribunales.

-Hemos entrado en una dinámica que hay que romper. Los acuerdos plenarios son para respetarlos porque ése es el principio de la democracia. Lo que no podemos es entrar en una espiral de que todo lo que el gobierno no comparte y es aprobado por el Pleno llegue a los tribunales.

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