El magistrado titular del juzgado de lo penal número 2 de la ciudad interrogará el próximo lunes a los siete ultras del Sporting de Gijón que se sentarán en el banquillo de los acusados como responsables de la violenta trifulca que tuvo lugar durante el partido de fútbol que enfrentaba al equipo local con el Córdoba en mayo de 2013. Los radicales están acusados, además, de agredir a tres vigilantes de seguridad del recinto deportivo. En total el fiscal pide para los radicales condenas que suman los 29 años de privación de libertad. Las condenas individuales para los procesados oscilan entre los tres años y medio y los siete años y medio de cárcel. Además se pide para los imputados multas que ascienden a los 4.800 euros.

Los hechos que ahora se clarificarán tuvieron lugar el 11 de mayo de 2013 después de una manifestación que discurrió sin altercados. Durante el partido, el fiscal asegura que los radicales "comenzaron a desplazarse en masa lateralmente y de arriba a abajo a lo largo del fondo sur del estadio creando un riesgo para el resto de los asistentes ante las avalanchas que dicha conducta intentaba generar". Cuando la Policía pidió a los detenidos que volvieran a sus asientos los radicales comenzaron a lanzar "botes de cerveza, mecheros y hasta un asiento" a los funcionarios. Finalizado el partido los ultras se dirigieron a las puertas de acceso al estadio y trataron de acceder a los garajes de las instalaciones. Durante la trifulca -que quedó registrada gracias a las cámaras de seguridad del recinto deportivo-, resultaron heridos tres vigilantes de seguridad.

Los arrestados están acusados de cometer un delito de desórdenes públicos al que, en algunos casos, se suman acusaciones por atentado contra agente de la autoridad y lesiones. Sólo dos de los ahora procesados cuentan con antecedentes penales.

Es la primera vez que los tribunales logran sentar en el banquillo a los radicales del Sporting por este tipo de hechos violentos. Las dos causas por las que en su día la Policía Nacional investigó a estos radicales -las trifulcas con aficionados del Sevilla y del Génova en las calles de la ciudad-, fueron finalmente archivadas después de que el juzgado de instrucción entendiera que no existían pruebas suficientes para castigar a los detenidos.