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Los villancicos se cantan con las manos

Las parroquias de Fátima y Jove programan una actuación coral con música y lengua de signos en la iglesia de San Lorenzo

Cantar villancicos resulta fácil. Pero, ¿han intentado hacerlo en lengua de signos? ¿Y simultáneamente con la voz? Esta es la propuesta con la que el coro "Clave de sol", de la parroquia de Fátima, en compañía del grupo de pastoral de sordos de Asturias participa esta tarde, a las 20:00 horas, en el "Memorial Bonifacio Lorenzo", en la iglesia parroquial de San Lorenzo.

Desde los seis años hasta el medio siglo. Los componentes del coro no sólo se caracterizan por el amplio abanico de edades. También porque son precursores del canto para sordos en Asturias y, en consecuencia, cuentan con dos directoras. Por un lado, Marieta Magadán marca los tiempos de las voces, la entonación y el sonido. Por otro, Covadonga González, dirige los signos del lenguaje para sordos. Una combinación pionera en Asturias y que esta tarde sorprenderá al público asistente al tradicional certamen de música y canción navideña. Compartirá pase con el Coro de la asociación "Enalba", el grupo musical "80me" y el coro del Centro Asturiano de La Habana en Gijón.

"La música es un lenguaje que llega a todo el mundo y sirve para integrar a todos por igual", sostiene Marieta Magadán. "La sordera es la discapacidad que pasa más inadvertida; si no te contesta lo primero que piensas es en que es un maleducado. Por eso es importante nuestra labor", añade Covadonga González antes de comenzar a repasar con sus pupilas, bajo la atenta mirada del sacerdote José Manuel Álvarez, el "Peque", párroco de Jove, pionero en Asturias en celebrar la misa mediante la lengua de signos. Lo hace el último domingo de cada mes desde hace cinco años. "Vinieron a verme una pareja de sordos que se quería casar y no les podía entender. Me dio tanta rabia que comencé a estudiar la lengua de signos", relata.

Tras adquirir estos conocimientos, el "Peque" descubrió que Covadonga González, catequista en Jove, también era ducha en la materia. Comenzaron entonces un trabajo común que tiene como resultado la participación de la lengua de signos en la misa. Tanto en la parte hablada como en la cantada. "No hay expectativas de tener miedo ni de meter la pata. Sólo vamos a disfrutar y que la gente lo pase bien con nosotros", recalca Marieta Magadán para tranquilizar a sus coristas.

El repertorio, consensuado por ambas directoras, está compuesto por cuatro villancicos tradicionales: "El portalín de piedra", "La mula", "Campanilleros" y "Que viene la vieja". "Fuisteis a elegir los más difíciles", apunta José Manuel Álvarez, el "Peque", entre risas.

La estructura gramatical cambia en el lenguaje de símbolos. El verbo va siempre al final de la frase. Esto provoca que vayan al compás pero no palabra por palabra a la vez que la letra del villancico. "Signamos todo lo que dicen pero no a la vez. Habrá algún desfase porque lo que yo tengo que contar no puedo hacerlo rápido", explica Covadonga González.

Pero esta fórmula de comunicación no es universal en su totalidad. Sí existen unas bases de expresión aunque las diferencias entre países, incluso entre regiones en España, dificulta la uniformidad del lenguaje. "Y luego está el que va por libre completamente, como el intérprete del funeral de Mandela", señala el párroco antes de dar comienzo el repaso.

El certamen comenzó ayer con el primer pase celebrado en la iglesia de San José con la actuación del coro de San Pedro "Cara Voce", con la soprano Susana Gudín y el pianista Carlos Esperón, y la escuela de música "Enrique Truán".

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