La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llamada jesuita en Gijón

Los diez novicios españoles de la Compañía de Jesús visitan La Inmaculada en su proceso de formación, una elección "contracultural" pero "vocacional y plena"

De izquierda a derecha, Javier Bailén, Pablo Alonso, José Antonio Ruiz, Manuel Carrasco, Emilio Rodríguez, José Luis Olea, Rodrigo Sanz, Alberto Estévez, Pedro Aliaga, Ignacio Narváez, Leopoldo Pallarés y Álvaro Zapata, ayer, en el colegio de la Inmaculada de Gijón. MARCOS LEÓN

Es una decisión "contracultural", pero también "vocacional y plena" que "ha cambiado nuestras vidas para mejor". Los diez novicios que tiene ahora mismo en España la Compañía de Jesús, estudiantes en el colegio de los jesuitas en San Sebastián, visitaron ayer la parroquia y el colegio de la Inmaculada para conocer el trabajo que desarrolla la Compañía en todo el país, como parte de su proceso de formación.

Con una media de 30 años, los diez jóvenes se enfrentan a dos cursos de formación de noviciado, previos a asumir los votos "perpetuos" de pobreza, castidad y obediencia. Como ayer relataban dos de los novicios, el madrileño Alberto Estévez y el leridano José Luis Olea -licenciado en Filología Hispánica el primero, periodista el segundo- los dos decidieron cambiar el rumbo de su existencia desde entornos secularizados. "Yo ni siquiera estudié en centros religiosos", apunta Olea.

Fue una búsqueda de la espiritualidad desdibujada y el ejemplo a imitar de otros jesuitas el que los llevó a contactar con la Compañía de Jesús. Una elección "que el Señor ha hecho por nosotros" y que, pese a la sorpresa inicial, "ha sido muy bien acogida por la familia y amigos, con alegría, incluso por aquellos que son ateos pero que comprenden nuestra elección", explicaban ayer tras participar en la misa de doce de La Inmaculada.

Porque "lo principal es que nos ha cambiado la vida a mejor, y estamos convencidos del paso que estamos dando", aseguran. Aún les quedan varios años de formación para llegar a ser sacerdotes, pero lo que más valoran es "haber llegado ya a este modo de vida, a la espiritualidad y el contacto con tantas realidades con las que trabajan los jesuitas; como dice el Papa Francisco, con el extrarradio del mundo".

Estarán "allá donde la Compañía nos necesite". En el caso de José Luis Olea, con una marcada vocación misionera. Alberto Estévez, "donde Dios me quiera poner". Y todo ello con el convencimiento de que "no podremos elegir muchas cosas, pero hemos elegido convivir y estar disponibles donde el Señor disponga". Un ejemplo de vocación que no casa con la cultura dominante.

Compartir el artículo

stats