Melchor, Gaspar y Baltasar colmaron de ilusión las calles de Gijón en una cabalgata marcada por la incesante lluvia y el frío, con una media de 8 grados durante el recorrido. Pero ni paraguas, ni los gorros ni los chubasqueros impidieron a los más pequeños disfrutar del día más mágico del año durante dos horas y media, que fue el tiempo de prolongación de la ruta real.

La comitiva, con siete carrozas de gran luminosidad, partió con rigurosa puntualidad desde el colegio Begoña, en Viesques, cuando el reloj marcaba las siete y comenzaba a chispear. Unos treinta minutos despues los más de 1.100 participantes, donde no faltaron egipcios, chinos o romanos, ya habían salido de la base. Por delante 4,2 kilómetros de recorrido que continuó por el barrio de El Coto, La Arena, y la zona centro, mientras nueve bandas de música amenizaban la espera. Intercalaron en su repertorio villancicos y bandas sonoras de películas animadas. La melodía que más furor causó fue "Mi gran noche" a la que se sumaron todos los mayores que comenzaron a bailar para combatir el frío.

Con la llegada de la comitiva real al parque del Gas arreció la lluvia y también el entusiasmo de los niños que tanto a pie de calle como desde los balcones convirtieron sus diminutas manos en auténticos cañones para lanzar serpentinas y confetis. En la gran cabalgata de Reyes predominó el buen ambiente, todos protocolariamente bien vestidos y exhibiendo trajes coloridos con adornos dorados y plateados. Pero no faltó el acento autóctono con dos tiros de bueyes, un rebaño de ovejas y dos cabras que desfilaron por las calles de Gijón. Además de burros y ponis.

A las 21.24 horas el Rey Baltasar llegó con su carroza a los Jardines de la Reina y acompañó a sus compañeros de Cabalgata hasta el Ayuntamiento donde pronunciaron sus discursos a todos los niños de Gijón. "Obedecer a vuestros padres, abuelos y maestros que siempre os mandarán las cosas buscando vuestro bien", recomendó Melchor. "Envío besos a los niños que por estar indispuestos no se encuentran aquí, no les olvidamos y también recibirán sus regalos", recalcó Gaspar. "No sabéis la suerte que tenéis, durante nuestros viajes hemos encontrado muchas miserias y niños infelices", relató Baltasar. Palabras que llenaron de magia las calles de Gijón.