Pasar del ruido al sonido y de oír a escuchar. La propuesta del profesor Javier Suárez Quirós y el fonografista Juanjo Palacios bajo el título "Holistic City Soundscapes", presentada ayer en el Antiguo Instituto dentro de los Encuentros de música electroacústica, tiene como objetivo cambiar percepciones, sensibilizar y construir una nueva ciudad. Empezando por el oído.

Porque "hasta ahora sólo se medían los niveles de ruido, sin más". Y ahora, gracias a la técnica y la nueva sensibilidad ya es posible analizar el mapa sonoro de las ciudades con variables como la predominancia de sonidos graves o agudos, la proporción de sonidos generados por la naturaleza y los generados por el hombre o la estructura interna de los sonidos para ver si se acercan más a la música o al ruido.

Con todo ello, los dos investigadores pretenden desarrollar herramientas de intervención para hacer las ciudades más confortables en lo sonoro, algo que también se podría tener en cuenta a la hora de diseñar los planes generales de ordenación urbana con intervenciones como "esculturas sonoras". "Se trata de cambiar los mapas del ruido por una cartografía aural, con muchos matices diferentes. Tenemos una orquesta tocando a diario en la calle y no lo percibimos", sostiene Palacios.

El proyecto está en marcha y en desarrollo, con la previsión de seguir ahondando en estos conceptos amparados incluso por la Unión Europea. Porque el oído nunca ha tenido tanto sentido.