El Grupo Covadonga cambia de rumbo. El empresario Antonio Corripio Álvarez se convirtió ayer, al filo de la medianoche y tras una elección muy reñida, en el nuevo presidente de la entidad. Gracias al apoyo de 3.642 votantes, 387 más que su rival, Armando Menéndez (3.255 votos), un candidato que ya había estado en las dos últimas ejecutivas del expresidente Enrique Tamargo y que representaba la opción continuista con la labor desarrollada por el que fuera máximo responsable del Grupo durante los últimos ocho años.

"Esperábamos un resultado ajustado y así ha sido. A partir de ahora tendremos que empezar a asumir la responsabilidad que nos han dado los socios pero es algo que hacemos con alegría. Tenemos que ver lo que hay, somos personas de base y no sabemos nada de gestión pero los votantes nos pedían un cambio de rumbo y se lo vamos a dar", reflexionó Corripio tras su victoria. El candidato agradeció además la campaña de su oponente, que definió como "muy limpia". Menéndez, por su parte, se mostró convencido de que el ganador "dará lo mejor de sí mismo para que el Grupo siga estando donde está a día de hoy".

Durante toda la jornada electoral las miradas de los interventores de las dos candidaturas que se medían las fuerzas en las urnas estuvieron puestas, sobre todo, en la última de las siete mesas dispuestas. Los pronósticos no fallaron. La mesa 7, en la que votaban los socios provenientes del Centro Asturiano de La Habana, se decantó mayoritariamente por Corripio. Fue en esa urna donde obtuvo 876 votos frente a los 396 que consiguió Armando Menéndez, una ventaja -hasta entonces los resultados en otras habían sido muy parejos- que sería a la postre insalvable.

Las de ayer eran unas de las elecciones más igualadas de la historia del Grupo Covadonga, y en eso coincidían socios y candidatos. Menéndez y Corripio llegaron al día decisivo con opciones de hacerse con la presidencia de la entidad y eso se notaba en los nervios de ambos. Desde primera hora de la mañana los candidatos siguieron la jornada a pie de urna acompañados por el resto de nombres de su lista y saludando a los socios que se encontraban a su paso. Pero la incógnita de quién ganaría finalmente no era la única novedad de la jornada. Este año estaban llamados a las urnas por primera vez cerca de un millar de socios procedentes de la fusión con el Centro Asturiano de La Habana. Había tantos votantes llamados a participar en el proceso que el Grupo Covadonga tuvo que llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento de Gijón para que los socios pudieran utilizar a lo largo de toda la jornada el aparcamiento de Las Mestas, un equipamiento que ya se hizo necesario a las diez y media de la mañana, hora en la que se colapsó aparcamiento privado del Grupo. Al mediodía fue, de hecho, el mayor momento de afluencia de público a las votaciones. En alguna de las mesas establecidas en el pabellón en el que se desarrollaban los comicios se llegaron a registrar colas de electores que tuvieron que esperar varios minutos para poder ejercer su derecho a elegir presidente de la entidad.

Las jornadas previas a los comicios habían sido tensas. Apenas unos días después de que tanto Menéndez como Corripio presentaran los 560 avales necesarios para concurrir al proceso electoral la directiva del Grupo Covadonga acusó a la comisión encargada de velar por la limpieza de las elecciones de incumplir los estatutos. Ya entonces los gestores salientes del club advirtieron que algunas de las decisiones tomadas por esta comisión electoral podrían suponer la impugnación de los comicios celebrados ayer. A última hora de la jornada nadie valoraba esa posibilidad.

El nuevo presidente grupista es empresario, tiene 46 años, está casado y tiene una hija de cuatro años. Corripio Álvarez preside la patronal del sector de ayuda a domicilio y es miembro del comité ejecutivo de la Cámara de Comercio. Durante toda la campaña se esforzó en representar el sector crítico con la actual directiva. Su principal promesa: la transparencia en la gestión y darle más protagonismo a los socios. Asegura que decidió presentarse a las elecciones por la masificación que sufría la entidad y la mala imagen de litigiosidad que veía que se proyectaba en el exterior.