Mirar al cielo se convierte cada año en una de las costumbres de la Semana Santa, cuando no se disfruta entre paraguas y chubasqueros, y en el año de la Misericordia no parece ser una excepción ante las previsiones meteorológicas. La lluvia, que ya impidió a la Borriquilla congraciar a los fieles que cada año acuden a bendecir sus palmas el Domingo de Ramos, parece que sí respetará a la feligresía esta tarde de Martes Santo. Aunque nunca está de más pedirle al Cristo de la Misericordia, en su año, que además ilustra el cartel de la Semana Santa de Gijón una tregua con el agua.

Los actos programados hoy, en esta cita "solemne, religiosa y marinera", según la definen los Hermanos Mayores de las Iluestres Cofradías de la ciudad, comenzarán en la Iglesia de San Pedro con la celebración del Sacramento de la Penitencia a las ocho de la tarde. A continuación, a las 21.00 horas, los pasos de La Flagelación y las Lágrimas de San Pedro protagonizarán la procesión de las Lágrimas de San Pedro o del Silencio que organiza y procesiona la Iluestre Hermandad de la Santa Vera Cruz, fundada en 1645 y cuyo emblema es una cruz latina verde sobre campo gris rodeada de dos laureles amarillos. Su hábito comprende túnica gris, guantes blancos, capillo o capirote morado, cíngulo amarillo y capa morada con el emblema de la Hermandad bordado en el costado izquierdo, a la altura del pecho.

La comitiva partirá desde la Iglesia de San Pedro Apóstol y seguirán el mismo recorrido de años anteriores. Un trayecto que llevará las imágenes por el Campo Valdés, las calles Sebastián Miranda, Cruces, Rosario, Vicaría, Óscar Olavarría, las plazas del Marqués, Mayor y regreso al Campo Valdés.

La Iluestre Hermandad de la Santa Vera Cruz, la más antigua de la ciudad y que este año estrena a Juan Antonio Rodríguez-Pládano como Hermano Mayor, la Ilustre Hermandad de la Santa Misericordia y la Iluestre Cofradía del Santo Sepulcro tienen ante así el reto de aupar a la Semana Santa de Gijón como un referente del turismo religioso y cultural. Una laboriosa tarea en la que ya han logrado movilizar en sus desfiles a más de medio millar de personas. Una tarea que dio inicio, sobremanera, en las dos últimas décadas y con la que han conseguido aumentar, creciendo de año en año, la participación de la ciudadanía en esta festividad que pide sitio como reclamo turístico a tener en cuenta.