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RAFAEL GUTIÉRREZ TESTÓN | Propietario de la librería La Buena Letra

"Hay un nuevo perfil de comprador que elige el libro en función de su editorial"

"Al mismo tiempo del éxito de Belén Esteban, el disco más descargado era el de Paquirrín y el programa más visto 'Sálvame': fue la tormenta perfecta"

Rafael Gutiérrez, en La Buena Letra. Ángel González

Grandes dificultades exigen mayores esfuerzos, ésta podría ser la síntesis del criterio comercial de Rafael Gutiérrez Testón ya que su librería en la calle Casimiro Velasco se ha convertido en un centro cultural, cuya base es la literatura. A lo largo de cada semana se celebran en La Buena Letra todo tipo de actividades para mayores y pequeños, con un resultado muy positivo desde el punto de vista social y económico. Claro que al frente del tinglado hay un profesional en toda línea, culto, inteligente y muy preparado, que ama su trabajo, es sociable y excelente comunicador. Estos días se le dobla su trabajo en previsión de su presencia en la "Semana negra".

-Dígame, ¿usted quién es?

-Un aprendiz de librero, lector. Nací en Coballes, Caso (1970), menor de cinco hermanos. A los 5 años mi familia vino a vivir a Gijón, luego soy un gijonés más. Me considero trabajador, sociable, paciente y creo tener buen sentido del humor. Estoy muy felizmente casado y tengo una hija de 14 años. Soy diurno, por tanto muy madrugador, todos los días me doy un delicioso baño en la playa a las siete y media de la mañana.

-¿De pequeño qué leía?

-Cómics de aventuras, tebeos, las aventuras de "Los tres investigadores", de Robert Arthur, pero hubo dos libros que me descubrieron y me aficionaron a la literatura: "Sandokán" y "El conde de Montecristo".

-¿Llegó a conocer los cuentos de Calleja?

-Sí, pero hoy están agotados. Ahora se llevan los de Ferrándiz, al menos los compran los padres y los abuelos.

-¿Cuál es para usted una buena letra?

-La ele, es la de literatura y la de mi hija, se llama Laura.

-¿Y una mala?, ¿acaso la pe?

-No, la equis, que representa lo desconocido, la incógnita.

-¿Se había preparado para este trabajo?

-Sí, hice Filología Española en la Universidad de Oviedo, donde tuve de maestros a José Miguel Caso, Emilio Alarcos, Jesús Menéndez Peláez, Josefina Martínez... Antes había cursado el Bachiller en el Instituto Calderón de la Barca, con la suerte de tener dos profesores que me enseñaron a amar la literatura, Julio Flórez y María Jesús del Pozo.

-¿Qué hizo al acabar la carrera?

-Me dediqué a la enseñanza. Estuve varios años en la Universidad Popular de Gijón y organicé talleres, di cursos de creación literaria, de poesía.

-¿Cuándo decide montar este negocio?

-Aunque tenía trabajo, mi sueño era poseer mi propia librería. Hice un curso de Iniciativa Empresarial en el Centro de Empresas de Gijón, donde consideré la posibilidad del negocio y me lancé. Abrí la librería el 1 de junio de 2009.

-¿Está satisfecho de la determinación?

-Sí, permanezco aquí muchas horas debido a la cantidad de trabajo, pero lo paso bien. Aparte de librero, soy chico para todo: limpio cristales, barro, ordeno...

-¿Quién es su autor preferido?

-Rafael Chirbes. La librería lleva el nombre de uno de sus títulos, "La buena letra".

-Poesía, ensayo, novela... ¿Qué elige?

-Buena literatura, pero lo que más leo es novela. El último libro ha sido "Manual para mujeres de la limpieza", de la norteamericana Lucia Berlin, es una recopilación de relatos correspondientes a trozos de su vida.

-¿A quién admira?

-A mi mujer, Bego González, por su honestidad y transparencia.

-¿Quién es su cliente estándar?

-Se dividen en dos grupos. Por un lado, como tengo una sección infantil, acuden muchos padres y abuelos a comprar para sus niños. Por el otro, el prototipo es una mujer de 35 a 50 años; las mujeres leen mucho más que los hombres.

-¿Piensa que el mundo editorial está algo maleado?

-Hay que distinguir entre las grandes editoriales que buscan sólo el negocio, publicar mucho, y las pequeñas, que se inclinan más por la calidad. En consecuencia se está dando un nuevo perfil de comprador, y éste elige por editorial.

-¿Qué piensa de los 100.000 ejemplares vendidos por Belén Esteban?

-Hay un tipo de literatura que yo llamo "literatura vergüenza". Hubo un momento en que se dio la tormenta perfecta: al mismo tiempo del éxito de Belén Esteban, el disco más descargado fue el de Paquirrín y el programa de televisión más visto "Sálvame". Lo que nos induce a tener poca esperanza.

-¿Cuánto se lee en España?

-Muy poco. Asturias está en ese mismo nivel general.

-¿Su enemigo es el "ebook"?

-No creo, sus ventas legales son insignificantes; es más bien un complemento del libro. La persona que desee leer dispone de una red de magníficas bibliotecas en Asturias, donde todos los libros cuestan lo que cuesta una fotografía de carné.

-¿Quién ha sido su maestro?

-Me gustaría que mi librería se pareciera a Paradiso, en la calle La Merced; me maravilla lo que sabe Chema (Castañón), lo sabe todo. No son vendedores de libros, sino que aman los libros.

-¿Y su político?

-No creo en ellos. Intentan hacer las cosas bien, pero muchas veces no pueden. Yo creo en las personas. Hoy, día de elecciones, me iré a la playa. Pero me parece injusto maltratar a todos los políticos.

-¿Qué no puede soportar?

-El abuso. Me molestan mucho los que piensan que son valientes agraviando a los débiles.

-Una pregunta tópica: ¿qué libro se llevaría a una isla desierta?

-Le daré una respuesta tópica: el "Quijote".

-¿Nunca ha pensado en escribir?

-No, soy lector y le tengo mucho respeto a los escritores y a la literatura. No creo que yo pudiera aportar nada.

-¿Cómo organiza las actividades de La Buena Letra?

-Hay un aspecto que me gusta mucho y que se da en las grandes superficies comerciales: que la gente se pasee entre los libros, los vea, los toque y si no quiere comprar que no se sienta culpable. En mi librería deseo que sea así. Aparte, La Buena Letra se consigue con actividades: tenemos un club de lectura, talleres de escritura, bebé-cuentos, cuentacuentos y presentaciones de libros. Esta semana pasada, el martes, el miércoles, el jueves y el viernes hubo actividades en La Buena Letra.

-¿Económicamente le compensa?

-Nunca compensan las horas de trabajo con el beneficio, pero la ventaja es que tienes la sensación de que no estás trabajando. Yo nunca digo "voy a trabajar", sino "voy a la librería". Está abierta 53 horas a la semana.

-¿Un consejo para la gente?

-Que lean. Aparte de que es un placer, enriquece, adorna, aleja de lo insustancial y te eleva.

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