La aprobación en Tarifa (Cádiz) de normas contra el descontrol que generan en la ciudad las fiestas organizadas con motivo de las despedidas de soltero ha vuelto a poner sobre la mesa el debate en torno a los beneficios o perjuicios que suponen para un municipio acoger a los participantes en este tipo de celebraciones, cada vez más frecuentes en Gijón. Adrián Arias, el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, rechazó ayer que se impulsen nuevas normativas para frenar estas fiestas pero pidió una reflexión sobre "el turismo que queremos".
"Siendo evidente que Gijón es polo de atracción para estos eventos creo que sería bueno empezar a estudiar lo que supone recibir a esta gran cantidad de personas que eligen la ciudad para las despedidas", explicó el líder vecinal. "Lo que no me parecería correcto sería hacer una ordenanza para controlar estas fiestas porque ya tenemos normas de ruidos o de convivencia que contemplan sanciones para quienes no dejan descansar a los vecinos", puntualizó. Antes de que Tarifa anunciara medidas contundentes contra los gritos y los disfraces indecorosos que, a juicio del equipo de gobierno de la ciudad, proyectan mala imagen, otras ciudades como Salamanca o Logroño ya habían impulsado normativas especiales contra unas celebraciones que puede molestar a los vecinos pero que -tal y como reconocen algunos hosteleros de la ciudad-, "dejan también mucho dinero sobre todo en algunas pensiones que viven de esto durante todo el año", señalan desde el sector.
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