Gijón despertó ayer con la resaca de lo que fue una noche de desilusión, en la que la bruma acaparó todo el protagonismo de uno de los momentos más esperados de las fiestas de Begoña. La niebla encapotó la ciudad durante prácticamente todo el día, y pese a que pareció disiparse al caer la noche, la ausencia de viento terminó por restar toda la visibilidad al espectáculo pirotécnico.

Ni desde San Lorenzo, ni desde el Puerto, ni desde Poniente se pudo ver el mínimo atisbo de la magia que otros años envolvía a la víspera del día de Begoña. Los miles de personas que abarrotaron las inmediaciones de las playas marcharon desilusionados a sus casas, y muchos lo hicieron incluso antes de que terminara la descarga. "Es una vergüenza, no se vió nada. Tenían que haberlo pasado para el día siguiente, por ejemplo", señaló Jose Manuel Vallina, que intentó fotografiar el cielo desde San Loreno pero no logró capturar más que el humo y la bruma.

Pese a que las condiciones meteorológicas no acababan de mejorar, la empresa pirotécnica y el Ayuntamiento dieron luz verde para seguir con el plan previsto, y confiaron en que el espectáculo no se vería alterado aunque perdurara la niebla. Desde el cerro de Santa Catalina, 10.000 unidades de pólvora lanzadas por la empresa pirotécnica Pablo, de Cangas del Narcea, no lograron dejar las habituales estelas sobre el cielo gijonés. "No hay contrato firmado con el tiempo. Es algo que no depende de los organizadores, así que no me parece mal que hayan seguido adelante", explicó Isolina Riera, de Gijón, que disfrutó de unos fuegos "que no se vieron" desde San Lorenzo.

Si algunos decían haber podido disfrutar de la última parte de la descarga desde Poniente, otros se reafirmaban en que la niebla solo dejó "humo" y "ruido". "Fue una catástrofe", señaló el gijonés Gustavo Quintes, que presenció la pirotecnica desde la escalera 6 de San Lorenzo. "La gente marcho muy desilusionada pa' casa. Podían haber evitado el desastre y no dar los fuegos. Es un dinero completamente tirado para todos. El día de Begoña hubiera sido un buen día para celebrarlos", señaló Quintes, al que "desde pequeñín me encantan los fuegos artificiales".

Concepción González hablaba de la víspera del Día Grande desde la tristeza. "Ha sido una auténtica lástima", explicó la asturiana, que se reúne con su familia cada 14 de agosto gijonés. La noche festiva quiso hacer un guiño a los clubs deportivos gijoneses, y desplegó varios fuegos artificiales con los colores rojiblancos. "Una nube monísima roja. Eso fue todo lo que vimos", señaló la asturiana Carmen Rubio. Francisco Labarga y Olga Acuña vieron los fuegos desde el Náutico. "La gente marchaba a montones. Solo se veía humo y resplandor. Deberían haberlo suspendido y tirarlos al día siguiente", apuntó el matrimonio gijonés.