El Festival de la Sidra coge marcha, acercándose a sus fechas más intensas, y ayer vivió uno de sus episodios más lúdicos con el curso de escanciado de sidra que tuvo lugar en el Campo Valdés, junto a la iglesia de San Pedro. A él acudieron decenas de aprendices, dispuestos a seguir de cerca las indicaciones de expertos como Enrique Tuya, coordinador del Campeonato Oficial de Escanciadores de Asturias, y Loreto García, ganadora del concurso en 2009. Ni el mal tiempo que para esa hora amenazaba en el Campo Valdés llevó a anular un tiempo de aprendizaje que algunos estaban deseosos de exprimir.

"Me parece un curso muy útil y muy simpático", comentaba Carlos Patallo, natural de Grado y "aficionado a la sidra, claro, como todos los asturianos", apuntaba entre risas. No fue el único que acudía por amor al arte, aunque en el caso de Andrés Pérez había otros motivos: "Mis amigos me dicen que siempre tiro más de la que echo y medio en broma, medio en serio, al final acabé viniendo aquí". Su amigo y acompañante, Alejandro González daba fe de la versión: "Es la cosa más negada echando sidra que vi en mi vida".

"Coger la botella de la mitad de la etiqueta para abajo", "poner un dedo en la parte inferior de la botella", o "inclinar el vaso unos 35 grados" fueron algunas de las claves que les dieron a los asistentes al curso para que, una vez concluidas las explicaciones, las pusiesen en práctica de cara a buscar el "culín" perfecto. Tuya señaló que "desde hace unos años existe un decálogo del buen escanciado", creado en Nava. Loreto García no estaba "muy de acuerdo con el decálogo de escanciado". En lo que sí coincidieron fue al indicar el mayor inconveniente de un sidrero: "el viento". Y ayer había un poco.