La sidra dejó ayer un sabor agridulce entre los gijoneses, cuando a las 21.02 horas las puertas que cercaban el arenal de Poniente para batir el récord Guinness de escanciado simultáneo dejaban claro que, este año, no podría ser. Con 8.363 participantes, tan solo faltaban 202 personas para superar las 8.564 botellas del pasado verano, pero muchos de los curiosos que observaban el ambiente tras las vallas no se animaron a bajar al arenal. El 2016 se convierte así -tras 18 ediciones de récord seguidas- en el primer año que no se bate la marca, desde sus comienzos en 1998. Pero a pesar del disgusto, gijoneses y visitantes no perdieron las ganas de pasárselo bien y alzaron sus brazos para escanciar, con la alegría de quien sabe apreciar la buena sidra, el culín que dejaría pendiente el triunfo para el próximo verano.

Para muchos, la culpa de la poca afluencia de este año se debió al mal tiempo y es que no cabe duda que la posibilidad de tormenta desalentaba a más de uno. "Otros años estaríamos ya en la arena, pero con el día que hace hoy, de momento solo vamos a mirar. Si vemos que hace mucha falta quizá bajemos", contaba Jessica Díaz a media tarde, mientras contemplaba el espectáculo desde el otro lado de la verja junto a su familia.

Para otros, sin embargo, da igual si llueve o hace sol, que no se pierden la cita y, además, pelean por un primer puesto en la cola. Eladio García llevaba desde las 16.30 horas en primera fila, esperando pacientemente junto a su familia a que abrieran las puertas del recinto. "¡No vaya a ser que te quedes sin sidra!", le decían sus amigos a este gijonés que también estuvo el primero el pasado verano. "Si tenemos oportunidad, nos gusta ser los primeros", asegura. Para que la espera se hiciera más llevadera, acudieron al recinto con empanadas, tortillas "y hasta dos cachopos"; una contundente merienda astur.

La comida tampoco faltó en la mesa que Pilar Fernández-Acevedo trasladó al interior del recinto, donde disfrutó junto a sus amigos de una espera deliciosa. "Venimos con un paraguas para tapar la mesa si empieza a llover", aseguró la precavida gijonesa. Pero también hay quien acude a la playa de Poniente sin comida, como Candela Garrido o Gadía Otero, unas jóvenes para las que lo importante de la cita es, sin duda, "la sidra gratis", como bromeaban ayer junto a sus amigos José María García y Alberto Martínez, uno de los muchos grupos de jóvenes que disfrutaban del evento.

Aunque no se batiera el récord, el buen humor se contagió en el arenal gijonés y todos disfrutaron de una tarde que, contra todo pronóstico, aguantó sin lluvia. Pero entre las más de ocho mil cabezas que llenaban la playa sobresalían las camisetas azules de un numeroso grupo avilesino que lucían un "Soy zamorina" en amarillo: una gran familia con una bonita historia. "Esta camiseta la llevamos por mi madre, le encantaba esta región y cuando murió, decidimos hacerla. Somos diez hermanos y venimos aquí con hijos, cuñados... con toda la familia, y todos la llevamos porque la queríamos mucho", explicó ayer Fina García González sin perder la sonrisa.

Como cada año, tampoco faltaron los que acuden con originales ornamentos asturianos a batir el récord de escanciado. Este año, Esmeralda Ceinos fue una de las protagonistas, con un largo collar de corchos de botella que complementó con unos peculiares pendientes a juego.

Luz del Mar García y Carlos Iván portaron por su parte dos originales monteras piconas, diseñadas también con corchos: unos atuendos que ponían la chispa a la jornada sidrera. Pero los asturianos no eran los únicos que disfrutaban de este jugo de manzana: malagueños, argentinos, ingleses y hasta americanos participaron ayer en el que, se pensaba, sería otro récord mundial. Aunque la mayoría de ellos acudían por primera vez, aseguraron estar pasándolo en grande, cada uno con su respectivo acento, y hasta dedicaron unas palabras al resto de participantes desde lo alto de la torre de salvamento.

Aunque las ganas de fiesta estuvieron desde el primer minuto, Tino Pañeda y Laude Martínez se lanzaron a los micrófonos para caldear el ambiente y animar a lo rezagados a sumarse a la cita. "¡Hemos superado el récord de 2013 (8.061 culines)!", bromearon tras el escanciado oficial, y con su humor y la música que corrió a cargo del grupo de gaitas Noega la espera de alrededor de tres horas apenas hizo mella en los participantes, que hicieron "la ola" y aplaudieron con cada una de las bromas. En lo que sí hizo mella la espera y los ensayos brazo en alto fue en la sidra: para cuando llegó el momento oficial había muchos que ya la habían agotado.

De las bromas generales también participaron los curiosos que esperaban a las puertas del recinto, como Nieves Coviella y Luis Velasco. "Nosotros venimos a mirar, nunca nos vimos en la situación de tener que entrar por falta de gente, así que este año tampoco creo que lo hagamos", contaron a media tarde. Pero, por desgracia, sí hacía falta su ayuda, y la de 200 personas más, sin las que fue no fue posible volver a hacer historia.

Lo que no faltó fue un "Asturias patria querida" y un "Gijón del alma" entonado con cierta tristeza. El 2016 pasará a la historia por una Semana Grande sin fuegos ni récord.