El exportero de locales de ocio nocturno Francisco Javier González Morán, de 44 años y habitual de la zona de Fomento, ingresó ayer en la cárcel de Villabona pasadas las tres de la tarde tras negarse a declarar ante el juez y a la espera del juicio como presunto autor del apuñalamiento de su exjefe, el hostelero local Alejandro Imbérgamo, que ya ha sido dado de alta, en la madrugada del pasado domingo.

González Morán, exempleado de una empresa de seguridad subcontratada por su víctima para tareas de control de acceso en sus locales de copas, se acogió ayer a su derecho a no declarar ante la juez acompañado por su abogado del turno de oficio. Durante el proceso en el juzgado de Instrucción número 1 de Gijón, el reo se mostró muy tranquilo y sin hacer comentarios, según los testigos que tuvieron acceso a la sala en el momento en que fue llamado a declarar. Tras la exposición de los hechos, la propia fiscalía fue quien solicitó la prisión sin fianza y comunicada a la espera del juicio que, por las pruebas aportadas hasta el momento, los testimonios de los múltiples testigos -el suceso ocurrió en la zona de copas de Fomento, que a la hora en que se produjo el altercado suele estar muy concurrida- por lo que no parece vaya a tardar en fijarse fecha para la vista. No obstante falta aún el informe forense para determinar el alcance de las lesiones provocadas con un cuchillo de grandes dimensiones al empresario gijonés.

El exportero de locales como Bulevar, Bambara o Cabaré, todos ellos en la zona de Fomento, no era la primera vez que visitaba el Palacio de Justicia de Gijón. Lo hizo en 2014 para contraer matrimonio con su actual esposa y también acudió a los juzgados en su momento por insultos y amenazas de muerte al hostelero -y al resto de compañeros y trabajadores de la sociedad empresarial- a través de las redes sociales, en especial en su perfil de Facebook, clausurado hace poco menos de un año. Una visita esta última que desencadenó una orden de alejamiento que estuvo vigente durante un año y que en ausencia de altercados o incumplimientos de la misma, expiró en 2015.

González Morán pasó ayer su primera noche en la cárcel de Villabona a la espera del juicio. La noticia fue acogida con alivio ayer por la acusación y que da tranquilidad tanto a la víctima como al resto de compañeros amenazados durante varios años del grupo hostelero en el que Imbérgamo tiene participación y que durante varios años sufrió la ira obsesiva del exempleado que les culpaba de su despido en la empresa de seguridad.

Por su parte, la acusación particular, presente ayer en el juzgado, solicitará que se le acuse de un delito de asesinato en grado de tentativa al considerar que la intención de González Morán era inequívocamente la de acabar con la vida del empresario gijonés, al que previamente amenazó y del que le mantuvo separado una orden de alejamiento hasta 2015. Para llevar a cabo esta solicitud, el abogado de Alejandro Imbérgamo llega a esta conclusión después del visionado de un vídeo del suceso que aportaron como prueba del apuñalamiento y recogido la misma noche de la agresión, el domingo a las 5.20 de la madrugada a la puerta del establecimiento donde ocurrieron los hechos.

En esas imágenes, en disposición del juzgado, se ve cómo la víctima se encuentra hablando con los porteros, de frente a la puerta del pub de la calle Marqués de San Esteban, y de espaldas a la calzada, ajeno a que detrás se encontraba González Morán con la intención de agredirle. Este último se acercó por la espalda, puso una mano en el hombro de su víctima para girarle levemente y asestarle una puñalada de más de 15 centímetros de extensión con un cuchillo de cocina con 22 centímetros. Tras el primer envite, el cuchillo se plegó y, afortunadamente para la víctima, los cuatro intentos posteriores de González Morán no lograron herir a Imbérgamo. En ese momento el exportero encarcelado dejó caer el arma al suelo y en el momento sacó otro cuchillo de mayores dimensiones, de 24 centímetros según el informe policial, pero sin poder llegar a usarlo. La acusación ve indicios suficientes para esperar que se le juzgue por un delito de asesinato en grado de tentativa.

La agresión, que ha dejado sobresaltada a toda la hostelería local por el aprecio que tiene el sector hacia Imbérgamo, se produjo de forma rápida y en medio de una confusión que dejó paralizados a los presentes, que no obstante lograron evitar una tragedia mayor taponando la herida del empresario hostelero mientras otros trabajadores de la seguridad del local retenían al ahora preso hasta la llegada de los agentes de policía que procedieron a la detención.