La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

RAFAEL CARRIL FERNÁNDEZ | PIRAGÜISTA, ACABA DE GANAR EL CAMPEONATO DEL MUNDO DE K-1 MASTER EN EL GRUPO DE 40 A 44 AÑOS

El amante del billar que triunfa sin móvil

Después de tres décadas en la piragua, y con la espina clavada de no haber ganado en el Sella, sus mayores éxitos han llegado en la categoría de veteranos

El amante del billar que triunfa sin móvil

Que su especialidad en el piragüismo sea el maratón (pruebas en distancias largas) y que sus mayores éxitos hayan llegado tras superar los cuarenta años no sorprende a los que le conocen. Porque la vida deportiva de Rafael Carril Fernández (Gijón, 1972) se resume en una constante superación, en no dejar de trabajar para llegar a triunfar. El pasado fin de semana Carril consiguió la medalla de oro, en K-1 y dentro del grupo de edad de 40 a 44 años, en el campeonato del mundo master de maratón, en aguas de Brandeburgo (Alemania). Un triunfo que quizás nunca imaginó cuando empezó a piraguar en el Grupo Covadonga con sus primos: tenía catorce años. Porque en aquel momento era uno más, que se esforzaba y trabajaba duro, pero al que los éxitos no acompañaban, sin embargo con el paso de los años fue poco a poco haciéndose un piragüista destacado en el panorama regional que ha visto recompensando todo ese trabajo realizado en las últimas tres décadas.

El piragüismo es su vida. Su vía de escape. Le dedica cada día dos horas para entrenar. Ahora lo hace con el equipo del Oviedo Kayak-La Ribera. Hasta Soto de Ribera se desplaza en tren, y ahí desarrolla otra de sus pasiones: la lectura. A Carril le encantan todo tipo de géneros, pero uno de los que más le engancha es la novela histórica.

Su trayectoria deportiva la empezó en el Grupo Covadonga. Como todos los asturianos, el Descenso del Sella es su predilección. Y a la vez para Rafa Carril es su espina clavada, porque nunca consiguió ganarlo. La vez que más lo rozó fue con un segundo puesto en la categoría de K-1, y este año finalizó en quinta posición acompañado de Asley Rodríguez. La primera vez que participó en la prueba que va de Arriondas a Ribadesella fue en 1988, y desde entonces no se la ha perdido nunca. Es un cita obligada para él. Hasta el punto de que sueña con poder llegar bien de salud hasta los setenta u ochenta años para acudir con su piragua y seguir remando a lo largo de los 15 kilómetros del popular río asturiano.

La ola de Carril es una de las más envidiadas, y sus rivales ya lo saben. Porque es de los llamados deportistas "diesel". Siempre va de menos a más. Da igual que empiece rezagado y en los últimos puestos. Acaba llegando a los primeros puestos y su ritmo creciente es garantía de éxito.

Su mujer Conchi es su mayor apoyo. Ambos se complementan. Comparten muchas aficiones. Como el viajar. En estos momentos se encuentran preparando su próxima aventura, un safari que harán en África en el mes de octubre. Porque Rafa Carril se adapta a todo, a la playa, la montaña o al turismo de conocer ciudades. Pero lo que tiene claro es que no se puede quedar en Gijón durante sus vacaciones.

Como todos los deportistas, vive por y para el deporte. El Sporting es su otra gran pasión. Es socio y no se pierde ningún partido de los rojiblancos. El resto de deportes también le encantan. "Es capaz de tragarse desde el sofá cualquier competición", dicen los que más le conocen. Pero por el que siente una debilidad especial es por el snooker, una modalidad británica del billar. "Se puede pasar horas y horas jugando", señalan desde su entorno. Es tal su pasión que hasta una vez fue de vacaciones a Londres para ver de primera mano una competición de snooker.

Carril tiene gustos tanto generales como peculiares. Como buen asturiano tiene claro que nunca puede faltar en su mesa un buen plato de fabada, una de las comidas que más valora. También disfruta con una buena cerveza. Y su peculiaridad es que presume y le encanta haber resistido a una de las dependencias de hoy en día para la mayor parte de la sociedad: el teléfono móvil. "Demuestra cada día que es posible vivir sin él y presume orgulloso de no haber caído en esas redes", cuentan sus allegados, que aún siguen sorprendiéndose porque Rafa Carril viva sin teléfono móvil.

Nació, creció y vive en el centro de Gijón, en la zona de Begoña, y eso le hace tener un sentimiento especial de pertenencia de la ciudad. "De Gijón le gusta todo. No tiene ningún rincón especial, es hablar de Gijón cuando está fuera y se le ilumina la cara", relatan en su entorno.

Carril es una persona abierta, extrovertida y graciosa, dicen los que le conocen, de ahí que incluso hace cinco años diera el salto a la televisión para participar en el concurso televisivo "Pasapalabra", aunque no tuvo suerte y solo participó en un programa, ya que enfrente tenía una concursante que llevaba cerca de treinta programas seguidos. Porque este gijonés no le asusta el protagonismo, y de ahí que cada vez que se junta con sus amigos y familiares sea uno de los centros de atención con su humor y sus chistes. "Los cuenta muy bien, son únicos y renueva siempre su repertorio, en rara ocasión los repite; siempre tiene alguno distinto y nuevo para contar", narran, con una sonrisa, desde el entorno de Rafa Carril, el piragüista que rompe barreras, y al que los éxitos han llamado a su puerta al acceder a la categoría de veterano.

Compartir el artículo

stats