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PILARíN RODRíGUEZ CABRICANO | Orientadora mental

"No gané dinero como vidente porque las ayudas no hay que cobrarlas"

"Utilizo las cartas pero no creo en ellas; sólo son un medio de comunicación, un puente que se establece entre dos mentes"

Pilarín Rodríguez, en la plazuela de San Miguel. Juan Plaza

Aunque hace tiempo que dejó de ser noticia, Pilarín sigue ahí, en lo suyo, repartiendo ilusiones, alegría, ganas de vivir y buen humor. Su personalidad es arrolladora. Tiene la virtud de saber extraer de los demás lo mejor de cada uno, y jamás se fija en lo negativo, o malintencionado, como si todo esto no existiera. Confieso que personalmente no creo en ninguna forma de esoterismo, pero después de pasar un rato con ella me di cuenta de que sus supuestos poderes son el resultado de una magnífica intuición, alumbrada por su espíritu positivo. Total, que el justo calificativo de Pilarín sería decir que es una bellísima persona. Que no es poco.

-Dígame, ¿usted quién es?

-Nací en Vic, Barcelona (1956), hija única. Me considero una mujer realista y positiva; tengo siempre los pies en el suelo. No me gustan las mediocridades ni la gente gris, busco personas que me trasmitan algo. Me casé con un gijonés de familia muy conocida y tengo dos hijos, Úrsula e Íñigo. Soy activa, actualmente colaboro con una ONG, "Ningún niño sin cenar".

-¿Cómo fue su infancia?

-Muy feliz, dicen que era una niña bastante traviesa. Mi padre había nacido en Valladolid, pero a los tres meses la familia se trasladó a Gijón, por lo tanto se consideraba gijonés. Ocurre que a los 19 años tuvo que trasladarse a Vic por cuestiones de trabajo, y allí conoció a mi madre, una felguerina que había ido a pasar unos días de vacaciones en casa de sus hermanos. Se casaron y hasta la muerte de mi padre, 61 años después, estuvieron juntos.

-¿Qué la trajo a Gijón?

-De nuevo el trabajo de mi padre. Yo contaba 17 años y venía con el Bachiller, después de pasar todos los estudios en un colegio de monjas. Aquí hice secretariado internacional, en el que conseguí el número uno de mi promoción. Y he sido la primera mujer del norte de España en obtener el título de detective privado. Siempre me gustó mucho la investigación.

-¿Ya estaba en el camino de indagar en las mentes ajenas?

-No, mi primer trabajo fue en la fábrica de camisas Sincos, donde fui secretaria de fabricación durante seis años, hasta que me casé. Esos seis años fueron estupendos. Luego hice otras cosas, trabajos personales€

-¿Ve más allá de lo tangible?

-Yo no veo nada, lo mío es pura psicología. También es importante la energía que emana la persona; ésta es la que comunica todo. Y como no me guste una persona me voy.

-¿Siempre acierta en sus premoniciones?

-Dicen que soy muy buena. Creo que en el 80 por ciento de los casos doy en la diana.

-A ver, ¿habrá terceras elecciones o un gobierno de Rajoy?

-Terceras. Garantizado.

-¿Alguna vez han pretendido engañarla?

-No, siempre impuse mucho respeto. La gente venía a mí agarrándose a un clavo ardiendo, necesitaban mi experiencia. Lo primero que hacía es quitarles la máscara y hacerles ver la realidad de su situación. Tuve gente muy importante en mi consulta; un día tal vez decida escribir "El libro rojo de Pilarín", sin nombres propios, porque si los dijera€

-¿Qué es lo primero que hace al enfrentarse a una persona que le busca?

-Mirarla a los ojos. Y observar su lenguaje corporal; éste suele decir muchas cosas.

-¿Hay rostros impenetrables?

-Yo he encontrado pocos, y todos ellos en mujeres; los hombres son más transparentes. La mujer que es torcida no hay quien la arregle. Hay maldad en el mundo, pero sus principales víctimas son quienes lo padecen, el mayor daño se lo hacen a sí mismas. Siempre se recibe lo que tú das.

-¿Utiliza cartas?

-Sí, pero yo no creo en ellas, sólo son un medio de comunicación, un puente que se establece entre dos mentes. Al hacer un corte ante alguien empiezo a decir lo que su energía me trasmite, porque él o ella, si creen en lo que hago, desprenden su preocupación. Siempre que acude alguien a mí es porque tiene un problema y necesita un punto de apoyo o un empujón.

-¿Cuál ha sido su mayor éxito?

-Las maravillosas amistades que conseguí gracias a mí trabajo.

-¿Ha ganado dinero como vidente?

-No, porque anteponía la amistad, y las ayudas no hay que cobrarlas. Hacen dinero aquellos que no tienen corazón ni amigos.

-¿Lo suyo es de nacimiento o lo descubrió tarde?

-Según la comadrona que atendió a mi madre en el parto, lloré antes de nacer, y dicen que cuando esto ocurre se tiene un índice psíquico más desarrollado. Es algo que se lleva dentro y un día necesité sacarlo y lo hice. Otro día puede terminarse, esas cosas no se saben.

-¿Cuál es la carta más peligrosa?

-La que menos me gusta es el cinco de espadas.

-¿Y la más afortunada?

-Siempre el as de oros.

-¿Y la de la traición amorosa?

-Si se junta el cinco de espadas con el cinco de copas, malo. El cinco de espadas siempre está metido en todos los líos.

-¿Es usted creyente cris¬tiana?

-Sí, totalmente. La energía superior se llama Dios. También creo en la reencarnación.

-¿Y cree en el mal de ojo?

-No, el mal de ojo no existe, sí lo hacen las malas influencias, ante las que una mente fuerte se resiste, y las débiles o inseguras, no. Eso de meter en el congelador los nombres de tus enemigos no vale para nada.

-¿Cuál es su secreto?

-El amor. Me quiero, quiero a mi gente, a mis amigos.

-Si volviera a empezar€

-Me gustaría ser una jueza del Tribunal Supremo con mano recta para poner orden en esta España dislocada. Uno de los males más extendidos en nuestro país es el de la envidia, origen de muchos fracasos.

-¿Tiene aficiones?

-Sí, me encanta tomar un vino a las siete de la tarde

-¿Le gusta la fama?

-Si tener fama significa que la gente me quiere, y que reconocen el trabajo que hice, sí, me gusta.

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