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Una sinfónica de muchos megas

La orquesta de ordenadores portátiles de la Politécnica se presenta el martes con un concierto de tres piezas experimentales compuestas por los "músicos"

El adaptador con el que los intérpretes generan los sonidos. JUAN PLAZA

No han pasado por el conservatorio y no actúan de chaqué y pajarita, pero son una orquesta y el próximo martes estrenan repertorio en un concierto abierto a todos los interesados. Eso sí, con la peculiaridad de que sus instrumentos son ordenadores y ellos, como se autodenominan, "laptoppers".

La orquesta de portátiles impulsada desde la Escuela Politécnica de Ingeniería se pone así de largo después de un año de trabajo, con seis músicos y doce meses de intensa labor para tener a punto tres obras que ahora se dan a conocer como primicia mundial: "Convergencia-Divergencia", "Sonitus" y "SCop1". Tres piezas breves que han sido compuestas con los portátiles, de forma completamente experimental y partiendo de la base de la creación de los propios sonidos. "Nosotros somos experimentadores, no hace falta ser ni músico ni informático para hacer esto y aquí está el resultado", indica Javier Suárez Quirós, el "director" de la singular orquesta, amén de profesor de la Politécnica gijonesa.

Hace un año surgió la idea de utilizar los portátiles para generar sonidos y con ellos crear piezas que se puedan interpretar para el gran público, partiendo de vocalizaciones, pistas y líneas de tiempo sobre las que cada "músico" experimenta y crea sus propias variaciones. El proyecto "ha salido muy bien", reflexiona Suárez, satisfecho con la labor de unos alumnos que se han tomado muy en serio su tarea, con ensayos semanales que no se han interrumpido ni durante el verano y a la caza de todos aquellos a los que les pueda interesar sumarse al proyecto.

El resultado del trabajo son tres obras diferentes, que hay que escuchar con la mentalidad de que "se trata de experimentación" y que transmiten atmósferas un punto inquietantes. Los intérpretes disponen de partituras como en cualquier orquesta -llenas de puntos y rayas que en nada se asemejan a las notas musicales-, pero se trata tan sólo de "pautas sobre las que cada músico elige los sonidos que quiere lanzar, hay mucho de improvisación y nunca se dan las mismas modificaciones; es un poco como en el jazz, hay un patrón pero la interpretación nunca es la misma", explica el profesor.

La singularidad, entonces, es que "aquí somos músicos y compositores", y después de un año de pruebas y de indagaciones han creado las obras entre todos, toqueteando botones con un adaptador que les permite moverlos más cómodamente que con un teclado y un ratón comunes. Y como en todo estreno, los nervios también están presentes, a pesar de que "llevamos mucho trabajo a cuestas", explica Javier Cifuentes, uno de los artistas. En su caso, el contacto con la Politécnica le llega a través de su hija, que estudia en la Escuela, pero la experiencia se reduce a que "me gusta mucho cacharrear, los cables me fascinan", asiente sonriente ante su portátil. Así que no dudó en apuntarse a una actividad que, como recuerda el profesor Suárez Quirós, "no requiere de ningún tipo de experiencia previa ni de formación de ningún tipo". Basta con las ganas de aprender algo distinto.

Marta Rodríguez, estudiante de Teleco, también se animó a participar en la orquesta cuando conoció su existencia, atraída por el hecho de que "la palabra orquesta no es una barrera de entrada". Y estimulados todos ellos por el hecho de que "se conoce gente y se manejan las nuevas tecnologías". El plantel de intérpretes se completa con Olaya Fernández, Begoña Muñiz y María Victoria Morán. El martes, invitados por el Taller de Músicos, presentarán su trabajo de sonoridades, creaciones libres que invitan a dejar la imaginación volar y que dejan claro que la música está en todas partes.

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