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Míticos de Gijón

El "difuntu Castañón"

En las primeras décadas del pasado siglo fue popular en Gijón Faustino Castañón Álvarez, poeta festivo, jaranero y hombre de delgadez extrema

El "difuntu Castañón"

En Gijón la palabra "célebre" significa algo más que aquel que tiene fama y que es muy conocido. Para nosotros es "célebre" -"míticu", en una acepción muy local y que da nombre a esta nueva sección dominical- quien es popular, claro, pero además es simpático, es ocurrente, la salsa en todas las fiestas, a veces con ciertas características físicas particulares, omnipresente en la ciudad, perreru? Hubo muchos así, ahora ciertamente escasean.

Ya queda definido con esas señas Faustino Castañón Álvarez (Gijón, 1880-1933), con un apodo que lo hizo muy conocido, El Difuntu Castañón. Participante muy activo en los carnavales, en becerradas en El Bibio y en espichas; comediante y poeta festivo, y ciertamente delgado. En "El Noroeste" del 17 de octubre de 1914 aparece caricaturizado, por el dibujante del periódico Pedro Sánchez, en toda su escualidez, y como sombra su esqueleto. Tan delgado que parecía un muerto, el Difuntu Castañón.

Pero el célebre Castañón no solamente lo fue, célebre, en el Gijón de los treinta primeros años del siglo pasado; no sólo quedó en la memoria popular de los gijoneses y gijonesas de esos años, sino que quedó para siempre en la bibliografía local por dos cosas. Una porque en la magnífica novela "Sonatina gijonesa" (1929), de José Fernández Barcia, cuyo protagonista se llama Arturo Granda aparece en el capítulo cuatro, en un chigre (¿dónde mejor?), un chigre de nombre no sabemos si inventado, Rincón Astur. En ese ambiente sidrero aparece El Difuntu Castañón, "hombre de delgadez inverosímil", escribe Barcia, "que recitó en honor de Arturo unos graciosísimos versos satíricos de Ludi, popular vate gijonés".

Más honores para el perreru Castañón. Aparece en el libro "Munchu güeyu con la xente de casa" (1925), de Fabriciano González "Fabricio", cronista oficial de Gijón desde 1943 hasta su muerte en 1950. hasta un soneto escribió Fabricio sobre el esquelético Faustino.

Fue nuestro protagonista, además de jaranero, un muy conocido pintor de brocha gorda y carpintero, y también trabajó durante un tiempo en la fundición de Isidro del Río muy cerca de la Cruz de Ceares. Por cierto el empresario Isidro del Río, nacido en Tremañes, fue alcalde de Gijón tras el 14 de abril de 1931. Digamos entonces que El Difuntu Castañón trabajaba bastante, y no como otros colegas de juerga que lo hacían "sólo en sus horas libres".

Poco antes de morir, de ser verdaderamente un difunto, Castañón fue homenajeado, en julio de 1933 en el cine Rivero en La Calzada. Hizo de presentador Pachín de Melás y colaboraron el actor José Manuel Rodríguez, el coro Los Farapepes y el Orfeón Gijonés, entre otros. La velada benéfica fue para que, leemos en El Noroeste, "con el producto de las entradas pueda el cariñoso amigo Castañón reponer su quebrantada salud en una localidad de altura".

Lo dicho. En los carnavales allí estaba el Difuntu, como orador callejero, riéndose de su propia flacucha figura. Si se rompía un tonel de sidra ahí lo vemos también. Por ejemplo en Somió, amenizando la cosa y en plan grandón, "el Difuntu Castañón obsequiará con percebes, centollos y otra clase de mariscos a militares y paisanos, indígenas y forasteros". Eso en marzo de 1914, cuando la primera página de "El Noroeste" estaba llena de noticias poco festivas sobre la Gran Guerra Europea a la que luego llamaríamos Primera Guerra Mundial. Y Castañón reflexionando: "Pa que quiero lo que gané por esos mundos, más que pa gastalo en francachelas".

Faustino Castañón Álvarez, "El Difuntu Castañón", el que voceaba en plena calle sus "recetes caseres". Si "toreaba" en El Bibio ahí estaba brindando cómicamente a las cigarreras, a veces compartiendo terna con personajes como Pachu el Nachu o Luis Sánchez Polledo apodado Castañeru. Hacían muecas, contorsiones, simulaban haber sido cogidos y de camino a la enfermería se iban desprendiendo de sus prendas de vestir? Se plantaba Castañón ante el becerro y le espetaba a voz en grito:

"Pues vas a morir afusiláu, y además voy a brindar la muerte tuya a les cigarreres que de sobra saben de lo que ye capaz El Difuntu Castañón".

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