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JOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ HERMIDA | Profesor e investigador en conductas adictivas

"El problema del juego es cuatro veces mayor en menores de edad que en adultos"

"Las tragaperras tienen un potencial adictivo mayor porque el jugador obtiene la respuesta de forma casi inmediata"

Fernández Hermida, ayer, en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

José Ramón Fernández Hermida, profesor de la Universidad de Oviedo y director del Grupo de Investigación en Conductas Adictivas de la Universidad será el coordinador del primer estudio sobre la prevalencia del juego en Asturias. Un estudio para evaluar el impacto del juego patológico en la región que busca obtener información sobre la repercusión de los problemas que genera sobre la población y conocer las características sociales y psicológicas de los distintos tipos de jugadores para establecer un protocolo de actuación. Ayer, abrió el seminario "¿Qué te apuestas?" de los encuentros juveniles Cabueñes 2016, sobre el problema del juego en jóvenes y adultos con una exposición titulada "Rompiendo mitos: la adicción al juego desde una perspectiva psicosocial". Hermida contribuirá el sábado al tema con otra ponencia, "el papel de la prevención: experiencias en España".

-"La vida es un juego y hay que apostar", decía la canción de un programa de televisión de hace años. ¿Ya no?

-Se ha quedado antigua la canción. La vida puede ser arriesgada y en ese sentido si se entiende por arriesgada que en cierta medida es una apuesta, pues no ha quedado del todo desfasada. Ahora, no se puede tomar a la ligera y las decisiones tienen consecuencia, es decir, nadie apuesta su vida fácilmente. Para una canción vale; si nos la tomamos en serio hay que calibrar bien la frase.

-Coordinará un estudio al respecto del juego en Asturias. ¿Qué datos manejan ya?

-En Asturias pocos o casi ninguno desde el punto de vista de la población adulta. A nivel nacional tenemos un 0,9% de la población con problemas de juego severos, graves. Eso es un volumen de población muy alto, hablamos a lo mejor de 4.000 o 5.000 personas que deberían tener problemas graves con el juego. Problemas que tienen que ver con su vida, pierden su vida social y familiar e incluso la laboral se puede sentir afectada y sus finanzas empeoran. Si hablamos de ese volumen de población, hablamos de un problema grave.

-¿Y sus primer pasos?

-Por lo que estamos observando hay poca concordancia entre esos datos y la petición de ayuda por parte de las personas con ese problema. Si vamos a estos centros de atención donde deberían llegar las personas hay un volumen muy inferior. No llegan. El estudio busca conocer cuántas personas llegan a los diversos sitios donde se trata el problema, como los centros de salud mental, la asociación de jugadores, el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego.... Es un llamamiento a la opinión pública, en la medida en que aquellos que tengan un problema, o sus familiares lo detecten, se pongan en contacto con nosotros para elaborar un censo y conocer las características y condiciones de estas personas y que así la administración tenga una guía para hacer un plan de prevención y establecer mecanismos de tratamientos. Si no sabemos ni cuántos ni la tipología que tenemos entre las manos, poco podemos hacer. Recabamos información confidencial para conocer la realidad de este problema en Asturias.

-¿Los afectados viven en un bucle que les impide reconocer el problema?

-Hay varias hipótesis sobre la naturaleza del problema. Se habla de jugadores problema, jugadores patológicos o ludópatas -se les llama de muchas maneras- pero se habla de una persona con una adicción, y una adicción, en parte, es un bucle, una actividad que realiza en pos de un objeto que desea pero que por razones complejas hay que analizar a nivel individual, cómo se relaciona con el entorno, cuáles son sus condiciones desde un punto de vista genético, familiar o social. Esa relación que mantiene con el objeto de deseo se convierte una relación patológica en la medida en que toda su vida se circunscribe a eso y pierde la capacidad de controlarse, de disfrutar y analizar el contexto de su entorno. Los adictos se caracterizan por pensar siempre en eso, en consecuencia, requiere enseñarles habilidades para salir del bucle. Ayudarles a salir del bucle. Ese es el objeto de las técnicas de intervención en este ámbito.

-¿Toda persona con dependencia del juego es ludópata?

-La relación con los objetos de deseo es gradual. Hay personas que tienen un grado de adicción mayor, por lo tanto de dependencia. ¿Cómo medidos la dependencia? Pues en la medida en que la fijación con el objeto de deseo y la forma en que la persona se relaciona con el contexto define una relación cerrada con el objeto de la que no sale y perjudica su desarrollo personal, familiar y como individuo socialmente activo. Su vida se empobrece y termina con todos los problemas relacionados con la adicción. Pero es un fenómeno gradual. Una definición correcta que se entiende mejor es decir que es como un hábito, y estos son adquiridos. Esas diferencias existen, hay personas que pueden salir más fácil y otros de forma más difícil.

-¿Qué peso tiene el tema económico, las pérdidas?

-Es un multiplicador para generar mayores problemas porque una de las características para salir de un comportamiento adictivo es tener un apoyo social, de la familia. Encontrarse en una situación de indigencia económica y deudas es añadir sal a la herida. Tienes un problema de empobrecimiento de la vida pero además otro de que tus redes sociales y tus recursos personales están mermadas. Es un multiplicador.

-¿Hay diferencia entre los juegos de azar, como el bingo, o los que requieren ciertas destrezas, como el "blackjack"?

-No influye. Lo que determina la potencia adictiva del juego es la relación entre la conducta de la persona y la recompensa que obtiene. Las máquinas tragaperras tienen un potencial adictivo mayor que otros juegos porque el jugador va a la máquina, ejecuta la conducta y obtiene la respuesta de forma casi inmediata, o bien la recompensa o bien el castigo porque ha perdido el dinero. Esa relación es inmediata. En cambio, las loterías tienen un potencial adictivo mucho menor porque uno juega hoy y puede saber si ha ganado dentro de quince días. La velocidad del ciclo de conducta, respuesta-recompensa, es muy importante.

-Desde Loterías y Apuestas del Estado se incita al juego. O anuncios como el que dice "ese buff no debe ser barato". ¿Socialmente se incita al juego?

-El juego tiene un componente social muy importante, sobretodo en el comienzo del problema. Cuentan jugadores que cuando empezaron a utilizar las tragaperras iban en grupo, ahora lo vemos con los grupos de jóvenes que van a las casas de apuestas. El ambiente social determina la probabilidad de que se den más conductas adictivas.

-¿Forma parte de la idiosincrasia nacional?

-España es un país especialmente favorable al juego, tenemos una tradición amplia aunque no somos especialmente sensibles al problema como en otros países. Canadá es uno de los que más investigación, legislación y regulación ha desarrollado.

-¿Cuál es la edad de riesgo en el juego?

-La prevalencia de personas con problemas de juego es hasta cuatro veces mayor en los jóvenes que en los adultos. Jóvenes menores de edad. Es un fenómeno rarísimo si lo vemos de forma global. Al menos en la cultura occidental se mantiene ese patrón más o menos. Conocemos poco de la trayectoria y de la historia. Este problema viene ahora y tenemos poca capacidad porque se han hecho pocos estudios. Que los jóvenes, menores de 18 años, se reconozcan con problemas de juego en cifras cuatro veces superiores a los adultos choca mucho. En las edades más tempranas está el riesgo, de los 16 a los 18 pero no me atrevería a decirlo con seguridad porque no tenemos muchos datos. Los jóvenes se auto catalogan con problemas pero no son necesariamente en la misma escala que para una persona adulta.

-¿Cómo influyen las aplicaciones digitales que facilitan las apuestas deportivas?

-Es pronto para contestar a eso pero el las nuevas tecnologías son un facilitador para el juego. Las nuevas formas de apuestas y juegos tienen un componente adictivo que parece mayor. De facilidad, accesibilidad y la rapidez entre conducta y recompensa. Pero es un fenómeno reciente.

-En 2015 el mercado nacional total ascendió a 33.396,17 millones de euros, con un incremento sobre el 2014 del 11,57 por ciento. ¿En tiempos de crisis las personas lo dejan todo al juego?

-Se está incrementando el gasto. No ha habido reducción alguna. Las cifras de juego suben. Puede que la crisis haya influido en el desplazamiento del juego, es decir, los que requieren más tiempo o dedicación, una mayor inversión, dan paso a los más accesibles y de menor coste.

-En su momento causó cierto revuelo la prohibición de apostar a los niños en el concurso hípico una práctica que durante décadas se hizo. ¿Tan grave es?

-No creo que sea instructivo enseñar a los niños que el azar puede ser una forma de obtener recursos en la vida. No lo enfocaría tanto como que estamos favoreciendo la creación de nuevas adicciones si no desde el punto de vista educativo de qué queremos enseñar a los niños. ¿Apostar es una forma de ganar dinero? Diría que esto no es una buena educación. Los niños deben estar especialmente protegidos porque son más sensibles en los momentos claves de su formación a determinado tipo adicciones. Igual que sucede con el tabaco, el alcohol o las drogas habría que aplicarlo a todos los aspectos potencialmente adictivos.

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