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La Alcaldesa y las gaviotas

Señora alcaldesa de Gijón:

Esta tarde, cuando sólo aspiraba a terminar el día en mi casa con paz y sosiego, irrumpen en mi tejado y casi en mi terraza unos mandados suyos a la caza y captura de pollos de gaviota. Desgraciadamente para mí (aunque sea positivo para los demás), soy una persona sensible y pasé un rato fatal. Aún ahora sigo desasosegada, pero seguro que usted no lo entiende, y yo le pregunto: ¿pago mis impuestos para ver alterada mi tranquilidad en mi propia casa? Me molestan las gaviotas, pero lo de hoy me molestó mucho más.

La superpoblación de aves es un problema, pero la ineptitud para resolverlo me parece evidente; hay otras fórmulas menos agresivas para los individuos de ambas especies; en ningún momento de la dilatada dictadura que hemos vivido alguien fue a mi casa a perturbar mi existencia; hoy sí, lo que no me parece un progreso.

Sospecho que esta carta será baldía, pues intuyo que a usted le importan muy poco las gaviotas y los vecinos de las gaviotas. ¿Cuándo son las próximas elecciones?

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