Armón Gijón ha reanudado la actividad después de que a mediados del mes pasado saliera de su dársena de armamento el último barco que ha construido hasta el momento, el pesquero "Ramoen". El astillero gijonés ha iniciado el corte de chapa para la construcción de dos pequeños remolcadores, labor que comenzó la semana pasada y en la que participa un pequeño grupo de trabajadores.

Los remolcadores tienen una eslora cada uno de unos 30 metros. Se trata de un tipo de barco que por su tamaño Armón suele construir en su astillero de Navia, que está saturado de pedidos, razón por la que la empresa ha optado por traer a Gijón esta obra, según las fuentes consultadas.

Dos barcos de estas dimensiones se pueden ensamblar a la vez en uno de los diques de Armón, el de menores dimensiones del astillero gijonés que es junto al que se está cortando la chapa, y suponen algo así como un aperitivo a la espera del plato principal para el astillero gijonés en los próximos años: La construcción de ferris, con uno de 182 metros de eslora ya contratado para la naviera canaria Armas y la firma con esta misma naviera de una opción para la construcción de un segundo barco gemelo. La construcción de estos ferris, que serán los barcos de mayor tamaño salidos de un astillero gijonés en su historia, obligará a Armón a dragar la zona de botadura de la grada del astillero de El Natahoyo, para evitar que los buques choquen contra el fondo rocoso al ser botados.

El último barco que construyó Armón Gijón es el buque factoría para la pesca de altura "Ramoen", que abandonó el pasado 18 de septiembre del astillero de El Natahoyo. El pesquero se llevó desde la dársena de armamento a flote del astillero hasta El Musel, para realizar las pruebas de navegación. El martes de la semana pasada, el "Ramoen" abandonó El Musel rumbo al puerto noruego de Alesund, tras haber culminado con éxito las pruebas de navegación. Ahora se dedicará a la pesca de bacalao y caballa.