Sara Yebra, residente de medicina de familia primero en el centro de salud La Calzada II y ahora en el Hospital de Cabueñes, se convirtió ayer de forma involuntaria en la protagonista de la actualidad médica en Gijón. Una sentida carta enviada en septiembre a una revista especializada se convirtió, sin esperarlo, en viral: más de 200.000 personas leyeron el pasado jueves las reflexiones de Yebra sobre el ejercicio de la profesión médica y la empatía con el paciente, tras publicarse la misiva en la web de este periódico.

La expansión del documento en las redes sociales provocó una oleada de felicitaciones. "Estoy abrumada con la cantidad de gente a la que ha llegado el mensaje", acertó a confesar la médica residente ayer a mediodía, cuando la batería de su móvil estaba a punto de quedarse sin carga a causa de las llamadas y los mensajes de congratulación. "El grupo de Whatsapp del centro de salud echa humo, lo ha visto todo el mundo", confesó. Las emotivas palabras de Yebra rememorando las sensaciones de su primera guardia se extendieron en torrentera. "Unos ojos con más daños que años me miraban pidiéndome ayuda. Estaba desarmada, intenté recordar algo de lo que había memorizado en la carrera, busqué en mi cabeza algún esquema, alguna clase magistral, y lo único que recordé haber aprendido sobre el sufrimiento fue cuál era el pH de una lágrima. Me esperaba Goliat y no tenía piedras", escribió la joven nacida en Ponferrada, al reflexionar sobre la dificultad de ponerse en el lugar del paciente al que hay que comunicar un diagnóstico terrible.

Sandra Yebra no esperaba que la carta alcanzase semejante eco. La joven recibió decenas de mensajes de compañeros que alababan su capacidad para transmitir sentimientos tan humanos en poco más de dos decenas de líneas. "Siempre he dicho que soy una mujer de letras que hizo ciencias", confesó la joven intentando romper una atávica timidez que le llevó a pedir que la foto para este reportaje se hiciera "fuera del congreso en el que participo, para que no se entere todo el mundo. Me da mucha vergüenza".

Yebra ya casi se considera gijonesa. Desde que acabó la carrera en la Universidad de Salamanca pensó en trabajar y vivir en Asturias. Y después de que el examen para cubrir las plazas de Médico Interno Residente (MIR) la hiciera recalar en el centro de salud La Calzada II, la joven tiene aún más claro que quiere establecerse en Gijón. "La gente con la que trabajo es excepcional, hay muy buen ambiente", aseguró ayer la residente, ahora destinada en el Hospital de Cabueñes.

Yebra escribió la carta en junio de 2015. Tenía 25 años y afrontaba su primera guardia médica. "En la carrera de Medicina todo es ciencia. Entramos sabiendo que queremos ayudar a los demás pero luego, una vez que te metes a estudiar, todo son números y estadísticas y te olvidas de lo fundamental. Cada paciente tiene una historia y yo creo que aunque te vas generando armas para defenderte nunca llegas a acostumbrarte del todo. En Urgencias la realidad te golpea", relató ayer una joven profesional de la medicina que ha extendido, en su misiva, la receta para entender el sufrimiento ajeno.