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La obra de Carmen Balcells

Gloria Gutiérrez, directora de la firma que fundó la prestigiosa agente literaria, defiende en el Congreso de Escritores el rol de una figura no siempre entendida

Gloria Gutiérrez, ayer, antes de su intervención en el Congreso de Escritores que se celebra en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

El Ministerio de Cultura llegó a pagar tres millones de euros por buena parte de su archivo personal y fue la representante de hasta seis premios Nobel de Literatura: de García Márquez y Vargas Llosa, a Cela, Neruda, Miguel Ángel Asturias y Aleixandre. El listado de escritores que estuvo bajo su escudo impresiona: Cortázar, Delibes, Torrente Ballester, Vázquez Montalbán, Onetti, Gil de Biedma... La leridana Carmen Balcells, fallecida el 20 de septiembre de 2015, ha sido la agente literaria española por antonomasia y una "pionera", como señaló ayer la actual directora de la agencia, Gloria Gutiérrez.

"Aunque había trabajado con Vintila Horia, fue a ella a quien se le ocurrió en los años sesenta (del pasado siglo) que los autores podían tener un representante", explicó la directora editorial de la agencia de Carmen Balcells, para quien el papel del agente literario sigue siendo sustancialmente el mismo, defender los intereses de los autores: "No ha cambiado; nuestros clientes son ellos, no los editores". Se ha dicho de Balcells, a quien García Márquez llamaba cariñosamente la "Mamá Grande", que logró para sus representados contratos más ventajosos y menos leoninos. Los escritores que tomaba bajo su protección la adoraban. Profesionalizó una tarea que tiene una amplia tradición en el mundo anglosajón, sobre todo en Estados Unidos, pero que casi nadie ejercía en España.

"Una agencia tiene muchos aspectos, pero nos encargamos de buscar editorial y negociar; nosotros preferimos ser agentes de un autor, aunque a veces hacemos también nuestro trabajo en favor de un solo libro", señaló Gloria Gutiérrez. La directora participó en un animado coloquio organizado por el Congreso de Escritores y moderado por la escritora Amelia de Dios Romero.

"Nuestra idea es que los autores sigan con nosotros; las agencias literarias somos muy útiles y cribamos", dijo Gloria Gutiérrez. Afirmó que en su agencia se leen los manuscritos que llegan, aunque un escritor participante en la jornada le reprochó que no le respondieran después de remitir un original. "Recibimos demasiado", se disculpó. Recordó que a una superventas como Isabel Allende la descubrieron así, a través de un inédito que les envió: "Cuanto te ocurre, ya no puedes decir no a nada".

La directora hizo resaltar que llevan, asimismo, los intereses de escritores ya "consagrados" que no desean un trato directo con los editores. No aceptan determinados contratos editoriales que consideran lesivos para sus autores. "Nuestro criterio es el de la calidad, que podamos aportar y colocar ese libro", añadió. ¿Y cuánto cobra la agencia? No lo ocultó: un 15 por ciento del porcentaje que lleva el autor.

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