"La contaminación es un problema que nos afecta muy directamente a gran parte de la población de Gijón y tiene efectos directos sobre la salud y la calidad de vida. Por eso exigimos a las empresas que dejen de ignorar que estamos conviviendo en el mismo espacio, que no siempre antepongan los beneficios a los derechos de las personas. Y a las administraciones que sean valientes y hagan cumplir la normativa sin distinta vara de medir para las empresas grandes y las pequeñas; que hagan cumplir las leyes a los grandes contaminantes". Inés Prada, integrante de la Plataforma Contra la Contaminación de Gijón, por la Asociación de Vecinos Santa Cruz de Jove, se expresó ayer con estas palabras en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, que organizó una mesa redonda titulada "Actividad industrial, contaminación y salud en Gijón".

"El empleo no puede estar por encima de la salud. En la zona oeste no sólo sufrimos mala calidad del aire, sino también niveles excesivos de ruido y olores desagradables", agregó la integrante de la plataforma que se constituyó hace tres años para reivindicar restricciones a la contaminación, porque "el mayor problema es el de la salud".

Su intervención fue precedida por la del portavoz de Ecologistas en Acción en Asturias, Paco Ramos, quien recordó los informes de la Organización Mundial de la Salud que relacionan la contaminación con el incremento de muertes prematuras, las enfermedades y la pérdida de calidad de vida, apuntando a ArcelorMittal y a la térmica de Aboño como los principales contaminantes de Gijón.

Ramos abundó en consideraciones hacia Arcelor, señalando entre otras cosas que los sínter de la factoría gijonesa son "uno de los mayores emisores de dioxinas de España" y que es habitual que superen los niveles legales de emisiones, sobre todo el sínter B.

Ramos también señaló que las tecnologías más modernas para la producción de acero en la siderurgia integral sustituyen el coque por hidrógeno a partir de gas natural como agente reductor, poniendo como ejemplo un complejo siderúrgico de Arabia Saudí construido en 2006. Además ironizó al señalar que a los ecologistas los tachan de radicales cuando plantean que si se abren baterías de coque en Gijón hay que cerrar las de Avilés, mientras que eso mismo se acepta cuando quien lo plantea es la propia empresa.

Ramos también señaló que el que el Principado haya aceptado las alegaciones para que Arcelor haga un estudio integral de impacto ambiental de la futura coquería de Gijón es bueno también para la propia Arcelor, que evitará así demandas futuras ante los tribunales, que se presentarían si eludiera un estudio que es obligatorio.

Por su parte el investigador de la Universidad de Nuevo México (EE UU), Charles Gasparovic, abundó en las consecuencias para la salud de la contaminación, relacionando la producción de coque con cáncer de pulmón y señalando que las partículas inferiores a 2,5 micras (PM 2,5) son responsables de un tercio de las enfermedades coronarias, ictus y tumores pulmonares. Agregó que las partículas también llegan al cerebro a través del nervio olfativo dañándolo y que hay estudios que relacionan la contaminación con el párkinson y el alzhéimer, además de con los problemas de desarrollo cerebral desde el feto hasta los 20 años.