"Gijón es una ciudad que vive de cara al mar, rodeada por un gran anillo verde y con grandes alicientes culturales y deportivos, con lo que tiene todo a favor para desarrollar un turismo sostenible". Con esas palabras remarcó ayer Jesús Martínez Salvador, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Gijón, las características que han servido para que la ciudad se haga valedora de la Certificación Biosphere otorgada por el Instituto de Turismo Sostenible.

Sin embargo, "lo más importante no conseguir el certificado", como explicó Jorge González-Palacios, gerente de Divertia, "sino superar año a año las duras y exigentes auditorías para renovarlo". De hecho, Gijón fue la segunda ciudad en el mundo en conseguir esta certificación, tras Barcelona, lo que sitúa la villa "a la vanguardia del turismo sostenible", como enfatizó Martínez.

Tanto es así que Tomás Azcárate, presidente del instituto que otorga esta distinción, hizo especial hincapié en que "contamos con Gijón de cara al futuro como una de las ciudades que han de jugar un papel más importante", sobre todo pensando en el próximo año 2017, nombrado por la Organización de las Naciones Unidas como "Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo".

Precisamente, el de turismo sostenible es un concepto que, en palabras del propio Azcárate, "ha cambiado mucho en las dos últimas décadas", pasando de focalizarse de manera primordial en el respeto al medio ambiente, para variar luego el punto de mira hacia el respeto de los derechos humanos, hasta llegar a la "concepción transversal" que existe hoy en día, en la que se priman aspectos tan diversos como el uso de las nuevas tecnologías, la ausencia de corrupción o la interacción cercana entre los ciudadanos y los turistas, uno de los puntos fuertes de la ciudad gijonesa, como acertaron a concretar los presentes.

Aprovechando el acto que representó la renovación de la certificación, en el Salón de Recepciones del consistorio gijonés, el Ayuntamiento entregó el II Premio Gijón Turismo al Mejor Trabajo de Fin de Máster sobre Sostenibilidad Turística. El reconocimiento recayó sobre Laura Vega, quien desarrolló su proyecto en base al desarrollo del turismo rural y etnológico en Gijón.

Vega explicó que lo que trataba con su trabajo era "fomentar el crecimiento del patrimonio rural de Gijón", un aspecto que, en la mayoría de los casos "no valoramos lo suficiente", añadió.

El premio, dotado de 300 euros, es un ejemplo más de las sinergias positivas entre la Facultad de Turismo de la ciudad y el consistorio, formando un marco simbiótico en el que cada vez se desarrollan más estudios que propulsan a Gijón como un referente en turismo sostenible.