La defensa de una vecina de León solicitó ayer al tribunal de la sección octava de la Audiencia Provincial que se condene a 30 años de cárcel a un hostelero de Gijón al que acusa de un supuesto caso de abusos sexuales. La supuesta víctima asegura que el denunciado la violó en el interior de una sidrería de su propiedad situada en la zona de Fomento. La Fiscalía de Gijón no presentó acusación contra el empresario al considerar que no existen pruebas suficientes de su participación en los hechos delictivos. Durante el interrogatorio al que fue sometido, el hostelero negó los hechos y aseguró que las relaciones con la denunciante fueron consentidas.

Los hechos que se enjuician estos días en la Audiencia Provincial -el juicio continuará hoy y mañana-, tuvieron lugar el 27 de julio de 2014. "Me encontré con la chica en un bar. No nos conocíamos de nada, empezamos a hablar y salimos a fumar. Ella había bebido pero no parecía que se encontrase mal. Nos besamos y me sugirió que nos fuéramos a otro sitio así que la llevé a mi sidrería", relató el hostelero ante el tribunal haciendo hincapié en que aquella madrugada se encontraba en malas condiciones debido a la ingesta de alcohol y no había podido ni tan siquiera mantener relaciones sexuales con penetración.

"Bajé la persiana del local porque ya era de día y nos veía la gente que pasaba por la calle, luego la acompañé a casa", enfatizó el hostelero, que ya fue condenado hace meses en la Audiencia por agredir a policías durante una huelga. El empresario aseguró que actualmente se encuentra a tratamiento psiquiátrico para superar su adicción a las drogas y las consecuencias que para él tuvo la interposición de una demanda por abusos sexuales.

La víctima, por su parte, ofreció un relato completamente distinto al del denunciante. "Salí sola. Dejé a mi marido en casa y me fui a tomar algo. Habría tomado como tres cervezas y luego no me acuerdo de más porque estoy convencida de que me echó algo en la bebida", relató la víctima haciendo hincapié en que durante la agresión "no tenía fuerza para defenderme, no era consciente de lo que sucedía". La mujer, a través del abogado que la representa, solicita -además de la pena de cárcel-, que el reo la indemnice con 15.000 euros por las secuelas sufridas tras la agresión sexual. "No lo iba a denunciar pero luego pensé que no quería que se lo hiciera a nadie más", enfatizó.