La juez de violencia de género de Gijón ha dictado una orden cautelar de alejamiento que impedirá al hombre de 63 años acusado de intentar matar a su mujer a martillazos en El Natahoyo acercarse a su víctima o comunicarse con ella por cualquier medio durante los próximos meses. Una portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Asturias informó ayer de que la jueza ha ordenado, además, la custodia policial del detenido, que se encuentra hospitalizado en el área de Psiquiatría del hospital de Jove.

La magistrada se ha visto obligada a dictar esta orden después de que ayer se cumpliera el plazo máximo de detención del acusado, al que la Policía aún no ha podido interrogar. La valoración médica practicada al arrestado ha obligado a la prórroga de su ingreso en el centro médico en el que también permanece la víctima, una mujer natural de un pueblo de Salamanca de 65 años. La herida, según la Policía, evoluciona favorablemente de sus lesiones. La mujer ingresó con cinco heridas contusas craneales y en la base del cuello, pero ninguna herida cortante ocasionada por arma blanca ni hemorragias internas o lesiones óseas.

Los investigadores señalaron ayer que el hombre, Roberto A. P., un jubilado de Tenneco natural de Piloña, carece de antecedentes penales. No se habían presentado denuncias previas por violencia de género en la pareja. Los hechos que ahora son objeto de investigación policial tuvieron lugar el pasado viernes en torno a las cuatro de la tarde en el domicilio que compartían víctima y agresor en el número 30 de la calle Luis Braile de El Natahoyo.

Al parecer el hombre atacó a su víctima por la espalda cuando la mujer estaba tumbada en la cama. El acusado accedió al dormitorio matrimonial armado con un martillo y un punzón. La mujer, con la que el detenido llevaba conviviendo doce años, consiguió zafarse de su agresor después de caer al suelo, en donde siguió recibiendo golpes. La herida pidió ayuda a gritos a sus vecinos. Llamó al timbre de varios pisos y finalmente fue auxiliada por una mujer que en esos momentos se encontraba cuidando de sus nietos. Esta testigo que declaró posteriormente ante la Policía se hizo cargo de la denunciante hasta que llegaron los sanitarios de emergencias médicas ayudada por otro vecino, un auxiliar de emergencias residente en el mismo edificio. "No se le veía la cara de la cantidad de sangre que tenía", aseguró la gijonesa tras el suceso. "Me quería matar", confesó la víctima.

Tras la agresión el acusado abrió la puerta a la Policía y mostró a los agentes el armario en el que había guardado las armas ensangrentadas con las que había atacado a su pareja. Los agentes que procedieron al arresto aseguran que el hombre mantenía "un discurso incoherente, balbuceante y no respondía a preguntas". Desde Comisaría explicaron ayer que "ante estos síntomas evidentes de encontrarse afectada su capacidad cognitiva el hombre fue trasladado al hospital de Jove". Los vecinos del número 30 de la calle Luis Braile definieron al agresor como una persona "que ayudaba a la comunidad". Su excompañeros de trabajo, en cambio, el recordaban como una persona "que no se relacionaba mucho". Al parecer el hombre había estado ingresado cinco días en el área de Psiquiatría de Jove la pasada semana. Los médicos que trataron su depresión le dieron el alta un día antes de que perpetrara el ataque por el que ahora se podría enfrentar a la acusación de un delito de homicidio en grado de tentativa.

La Policía remitió ayer a la jueza de violencia de género un primer atestado en torno a lo sucedido, lo que llevó a la magistrada a tomar las primeras medida cautelares. En cuanto el agresor reciba el alta será interrogado por la Policía y pasará a disposición judicial. Los investigadores ya tomaron declaración a la víctima en el hospital en el que se encuentra ingresada.