La sala civil penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) acogió en la mañana de ayer la vista de apelación contra la sentencia del jurado que condenó a 22 años de cárcel a Miguel Ángel Díaz López por el asesinato de Andrés Valdés Bermejo, cometido en Nuevo Roces en septiembre de 2014. "Mi intención no era ir a matarlo, fue una pelea", aseguró Díaz, por videoconferencia desde la prisión donde cumple condena. Su defensa, a cargo del letrado Mario Blanco Fuentes, adujo que no hubo ensañamiento, y pidió que la pena le sea rebajada a 15 años de prisión. "Las puñaladas fueron todas a la misma zona del cuerpo, la del corazón, con el fin de causar la muerte lo más rápido posible, y no quiso hacerle sufrir", indicó el letrado. Admitió que, después de las puñaladas -le causó hasta 28-, le golpeó con un objeto romo -una maza de cocina-, pero que de forma superficial.

El ministerio público rechazó estos argumentos al considerar que la existencia de ensañamiento es palmaria. En primer lugar, por el número de lesiones. En segundo lugar, porque no todos los golpes de cuchillo fueron dirigidos al corazón. Y, en tercer lugar, porque "golpeó a la víctima brutalmente en la cabeza con una maza". La acusación particular, que ejerce la familia de Andrés Valdés Bermejo, bajo la dirección letrada de Ana Isabel Gallardo, mantuvo las mismas tesis que la Fiscalía. "La mera lectura del informe de autopsia revela que hubo ensañamiento", dijo.

Esta letrada también pidió incrementar la indemnización concedida por la sección octava de la Audiencia (76.000 euros) hasta 150.000 euros para cada progenitor, y 30.000 para cada hermano de la víctima.