Dos siglos después de que Mary Shelley escribiera su obra culmen, Frankenstein vuelve a cobrar vida en Laboral Centro de Arte, y lo hace gracias a 20 artistas venidos de América, Asia o Europa, que buscan por medio de sus obras abordar los peligros que los avances científicos y tecnológicos pueden tener para la sociedad, en la muestra "Los monstruos de la máquina".

"Todos los artistas son primeras figuras del ámbito internacional", explicó Karin Ohlenschläger, directora de actividades, "varios de ellos asturianos". Además, es llamativo cómo "la mayoría son mujeres, un gran reflejo de cómo el espíritu de Shelley sigue presente", analizó Mar Garret, comisario de la exposición.

En esta muestra, se abordan las dudas que Shelley expresó en su día sobre los avances de la sociedad, pero adaptados a nuestro tiempo, donde los drones, el hacking o el cambio climático están a la orden del día. De ahí nace la pregunta que se hace Garret, "¿quién es el monstruo, Frakenstein o nosotros".

Estas son "cuestiones sobre las que es necesario discutir", aseveró Vicente Domínguez, viceconsejero de Cultura del Principado, "por eso debemos congratularnos de tener una exposición de este calado en Asturias". Precisamente, el hecho de que en esta muestra se analicen problemas globales, hace posible que pueda ser "una exposición itinerante, que viaje por todo el mundo, al no tener distinciones de género, raza o cultura, pudiendo agregarle referencias locales", concluyó Garret.

A lo largo de esta exposición que relaciona arte con tecnología y desarrollo social, se pueden desgranar las infinitas posibilidades que plantea el desarrollo tecnológico en este siglo, pero también los retos que lleva aparejados de forma inherente.

Así, en alguna de las obras que se podrán visitar en el centro hasta el próximo 21 de mayo del año próximo, se podrá ver un futuro distópico en el que las personas tienen una dependencia total de las nuevas tecnologías, advertencias sobre la basura tecnológica que el hombre está creando constantemente, influencias claras del feminismo en honor a la autora inglesa o ideas para sobrevivir en el momento en que la tecnología tome el mando de nuestra vida.

Todo ello supone una reflexión crítica de nuestra cotidianidad en la que el desarrollo tecnológico ha ocupado el espacio de las relaciones sociales, afectivas y de la propia imaginación humana y el arte.