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Los que le dan a la lengua

La Escuela de Doblaje de Asturias, instalada en Gijón desde marzo, forma en la actualidad a 90 futuros profesionales para traducir productos audiovisuales

Sara Fernández y Raquel Menor, en plena sesión de doblaje del filme "Carrie". ÁNGEL GONZÁLEZ

Gritan, susurran, se enfadan, se enredan en complejos monólogos, dialogan pisándose entre sí y, por encima de todo, se divierten. La Escuela de Doblaje de Asturias, creada el pasado mes de marzo en Gijón para aglutinar el conjunto de cursos y talleres en el ámbito del doblaje y la locución que organiza Gonzali Producciones, forma en la actualidad a más de 90 profesionales que, en un futuro, podrán traducir productos audiovisuales al castellano y el asturiano. Una cantera en plena ebullición en un campo por el que existe "muchísimo interés".

La Escuela, dirigida por Illán Gonzali, inició su andadura oficial este año ante la constatación de que "hay muchísima gente interesada en esto", asevera Gonzali. De hecho, "estamos a tope, con clases y actividades a diario, salvo los domingos". El centro está a punto de graduar a su segunda promoción de alumnos, y muchos de ellos pueden presumir de haber participado ya en proyectos profesionales importantes. Por ejemplo, en el doblaje al asturiano de la película "Origen", recientemente emitida por la TPA y que ha contado con el trabajo de varios de los estudiantes.

A "Orixe", el resultado regional del filme, se unen también títulos como "Diez negrinos", en proceso de doblaje en la actualidad, "El rostru impenetrable", "La nueche de los muertos vivientes", "El tercer home" o "Los viaxes de Gulliver". El doblaje profesional de todos estos filmes corrió a cargo de Gonzali Producciones, que en vista del mercado que se abre en este ámbito decidió dar un paso más y crear la Escuela, "la primera como tal en Asturias", que ha tenido una respuesta "buenísima" y que ya cuenta con un buen número de alumnos de otras provincias limítrofes.

El centro, como explica Gonzali, "forma a los alumnos ex profeso para el doblaje, y no es necesario que cuenten con una experiencia previa". Algunos, como Alfonso Jiménez, alumno de la ESAD, llegan desde el mundo de la interpretación atraídos por "una modalidad que engancha, y para la que no hace falta otro tipo de formación", asevera el alumno. De hecho, Illán Gonzali señala que "es mejor que la gente llegue sin vicios previos, porque el doblaje es un mundo aparte".

Tanto, que atrae a alumnos dispares. Como Sara Fernández, quien dejó la formación en el ámbito de la cocina para meterse de lleno en un doblaje. "Es un mundo apasionante, para dedicarse a esto durante toda la vida, me encanta", asegura con entusiasmo antes de entrar en cabina para practicar con "Carrie". Su compañera de reparto, Raquel Menor, procede del mundo empresarial. "Me dedico profesionalmente a algo completamente distinto, pero en cuanto supe que se había puesto en marcha la Escuela no lo dudé; vi el anuncio por redes sociales, me apunté y aquí estoy. Esto es una pasión", afirma rotunda.

En el caso de José Santa Clara, lo suyo viene de una larga relación con la oratoria: es el párroco de San Vicente de Trasona, en Avilés, amén de cinéfilo hasta extremos insospechados. "Me apasiona, es un proceso de formación personal que no es incompatible con otras cosas, y me sirve para incorporar algunos recursos al púlpito", asegura. Además, sus feligreses saben de su afición y "les encanta", indica el sacerdote, que dobló a Michael Caine al asturiano, antes de añadir un guiño: "Decía San Pablo que me hago todo a todos para ganar a algunos".

La pasión de otros, como la de José García, de Campomanes, le lleva a hacer un viaje de hora y media en tren para dar clase. Para Pachu Viña, además, se trata de "una oportunidad diferente, para probar laboralmente en otros campos", aunque "hoy por hoy es aún difícil poder dedicarse en exclusiva a esto, al menos en Asturias".

Todos los alumnos pasan a formar parte de una base de datos, y en función de las necesidades de doblaje en cada momento en la productora se echa mano de esa bolsa de trabajo. Además, cada uno puede empezar a labrarse un futuro como actor de doblaje tras pasar por un curso de seis meses de duración que ya lleva cuatro promociones.

En él, los estudiantes aprenden a expresarse, a modular la voz y, lo que resulta fundamental en el trabajo de doblaje: a acoplarse al movimiento de labios de los actores. Un proceso complicado de tiempos y adaptación de las traducciones que los futuros profesionales practican una y otra vez sobre filmes reales, con exámenes cada mes para tantear su evolución en diferentes registros.

"Lo más complicado son los diálogos en los que te pisas con los compañeros, cuando hablamos a la vez y escuchas al otro, es cuestión de mucha práctica", aseguran Sara Fernández y Raquel Menor en pleno proceso de preparación de sus pruebas. "Carrie" para las chicas y "El exorcista para los chicos".

La disponibilidad de profesionales que puedan afrontar el doblaje de productos audiovisuales en Asturias supone, tal y como sostiene Gonzali, un importante punto de partida. Porque "sin ellos tendríamos que traer gente de fuera o dejar de hacer este tipo de trabajos". Los planes pasan por seguir haciendo doblajes para la TPA, en incluso empezar a trabajar en el doblaje al gallego-asturiano.

Además, la intención es la de poder contar a finales de este mismo año con una base de datos compuesta por 250 profesionales con los que poder contar de forma permanente. Una buena cantera para seguir poniendo voz a los filmes extranjeros, con acento asturiano.

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